Sábado, 28 de Diciembre 2024

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Silencio, dinero y pederastia

Por: Diego Petersen

Silencio, dinero y pederastia

Silencio, dinero y pederastia

El informe sobre operaciones de lavado de dinero de los Legionarios de Cristo, derivada de la investigación de los Pandora Papers, coincidió con la publicación en Francia del informe Sauvé (A salvo, sería la traducción al español) sobre pederastia en la iglesia católica de ese país, que calcula que 210 mil niñas y niños franceses fueron víctimas de algún abuso sexual, pedocriminalidad le llama el informe, por parte de clérigos, y llegaría a 330 mil si se considera a los laicos trabajadores en instituciones católicas que también abusaron de menores de 1950 a la fecha. 

¿Qué tiene que ver, más allá de la conducta criminal implícita, el lavado de dinero con el abuso sexual de menores? Las conductas están más emparentadas de lo que parece. La protección que recibió Marcial Maciel y que han tenido los Legionarios de Cristo, para poner el caso más conocido, de parte de los jerarcas de la iglesia católica, incluyendo tres papas, no se explicaría sin el poder que logró su fundador y luego algunos de los continuadores de la obra a través de la compra de voluntades, del dinero. De acuerdo con la investigación de los Pandora Papers, días antes de la intervención del Vaticano a la orden, los líderes de la Legión escondieron a través de fideicomisos 295 millones de dólares a través de empresas off shore en Nueva Zelanda, y sabemos por investigaciones anteriores, como la realizada por Raúl Olmos (El imperio financiero de los Legionarios de Cristo) que Marcial Maciel y sus colaboradores comenzaron a manejar este tipo de finanzas oscuras desde los años 40, y que ello le permitió librar con falsificaciones y apoyos en el Vaticano las primeras acusaciones en la década de los cincuenta. 

Más allá del abuso a menores o el lavado de dinero hay otro elemento que las hermana: el silencio. La protección por parte de las jerarquías y la alta tolerancia a la conducta delictiva al interior de la iglesia católica, y que se repite en muchísimas iglesias, es lo que permite que suceda con tanta frecuencia y no pase nada.

La libertad de creencia se ha convertido en un manto protector para ocultar conductas criminales. La transparencia al interior de las iglesias es uno de los temas pendientes de la modernidad y de los Estados. No se trata de limitar la libertad de los fieles, que son los sujetos del derecho, sino para protegerlos de abusos de quienes amparados en la fe terminan generando verdaderas organizaciones criminales. Informes internos como el que encargó la Conferencia de Obispos de Francia son sin duda útiles, pero más allá de la voluntad interna de romper el silencio son las instituciones del Estado las que tienen la obligación de fiscalizar lo que en ellas sucede.

diego.petersen@informador.com.mx

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