Ir a San Pedro desde el Centro en la época de los tranvías de mulitas era un paseo largo y entretenido. Entre el vaivén del armatoste, el lento andar de los animales y el paisaje, pasaba el tiempo con lentitud. Los tranvías de mulitas empezaron a circular en la ciudad en 1875. Los que iban a San Pedro salían de la zona del Jardín de San Francisco y el recorrido tardaba de tres a cuatro horas; había diferentes precios y horarios y en otra ocasión abundaré en las paradas y los costos del pasaje.La primera parada estaba en la Garita de San Pedro; allí estaba un puesto de control para el acceso de personas y mercancías con el objeto de cobrar las alcabalas o cuotas de peaje. A quienes pretendían ingresar vestidos con huaraches y ropa de manta se les impedía el paso pues deberían ingresar a la ciudad con la vestimenta adecuada. Así era en esos tiempos, hablamos de las postrimerías del siglo XVIII e inicios del siglo XIX.La Garita de San Pedro estaba ubicada en lo que hoy es la Plaza de la Bandera, por la Calzada del Ejército y Boulevard a Tlaquepaque. Por allí entró triunfal el Cura Miguel Hidalgo el 26 de noviembre de 1810.En la ciudad existían cinco garitas: la de San Pedro, la de Mexicaltzingo, la del Carmen, la de Mezquitán y la de Buenavista, y eran las puertas de acceso de los caminos procedentes de la capital de la República, de Manzanillo, de Chapala y la Ciénega, Zacatecas y Nogales.Los tranvías de mulitas rodaban sobre rieles colocados en los caminos de terracería; en el caso de los que iban a San Pedro, iban por el Camino Real que después se llamó Boulevard a Tlaquepaque, hoy Boulevard Marcelino García Barragán. En el viaje, se disfrutaba de un paisaje polícromo; había huertas y predios donde se cultivaba cacahuate, muchos árboles frutales, la vista se recreaba con las hermosas y bien cuidadas quintas de descanso de familias tapatías, que acostumbraban pasar sus vacaciones en las cercanías de San Pedro.No olvidemos que también las familias tapatías iban en sus vacaciones a la Villa de Chapala, al Manglar, al Chantecler y a inicios del siglo XX se podía viajar en ferrocarril a ese destino. La estación fue inaugurada el 8 de abril de 1920; fue proyecto del Arquitecto Guillermo de Alba, quien inició la construcción en el año de 1917. La estación de trenes de Chapala funcionó sólo seis años, pues debido a una inundación se suspendió el servicio del ferrocarril.Para marcar una línea de tiempo, recordemos que el 15 de mayo de 1888 arribó por primera vez el Ferrocarril Central Mexicano a Guadalajara, y llegó hasta los patios que se encontraban en aquel tiempo en la parte posterior del Huerto del Convento de San Francisco de Asís, en lo que hoy son las calles Miguel Blanco entre Colón y 16 de Septiembre. Hay un librito muy interesante escrito por Manuel Caballero donde narra pormenorizadamente el arribo del primer tren a la Ciudad; hay fotografías de ese inolvidable día, donde se aprecian los tranvías de mulitas.En el año de 1841 se trazó el primer camino entre Guadalajara y San Andrés; un poblado distante unas tres horas viajando en carreta por el camino que ahora es la calle Gigantes. Esta calle se llamaba así por “La Gigantera” una fronda que era considerada peligrosa porque allí merodeaban maleantes, por lo que se sugería transitar con la luz del día.La calle Gigantes sirvió de eje poniente para la división sectorial de la ciudad, siendo su eje oriente la calle Morelos, en tanto que la Calzada Independencia fue la línea transversal, que sirvió para la creación de los antiguos sectores que durante tiempo trazaron la división cuadriculada de la ciudad: El Reforma, el Libertad, el Juárez y el Sector Hidalgo. Habían substituido a los cuarteles que surgieron en el siglo XVIII y terminaron también siendo substituidos por la división de la ciudad en siete zonas: Centro, Minerva, Huentitán, Oblatos, Tetlán, Industrial y la del Tecnológico.San Pedro, la antigua Villa Alfarera, se llamó Tlaquepaque por Decreto del entonces gobernador Don Manuel Aguirre Berlanga en el año de 1917. Ya continuaremos con más recuerdos la próxima semana si Dios nos presta vida y licencia. El sábado próximo, aquí nos encontraremos de nuevo.