Los casos de abuso sexual infantil suelen permanecer ocultos. Por una parte, las víctimas guardan silencio por miedo, vergüenza o amenazas o porque requieren tiempo para asimilar y entender lo sucedido. Esta situación se agrava porque la mayoría de los abusos son cometidos por personas “de confianza”, que forman parte del entorno del infante. Y el delito se queda sin denunciar.Pero, ¿qué pasa cuando una niña, niño o adolescente (NNA) verbaliza lo que sucedió y denuncian al agresor? En los últimos días el caso del ex futbolista de Chivas, Omar Bravo, ha atraído los reflectores. El deportista fue detenido y permanece en prisión acusado de Abuso Sexual Infantil (ASI) contra una adolescente de 17 años, desde que la víctima tenía entre 10 y 11 años. Aunque en la mayoría de los casos la única prueba suele ser el testimonio que da el o la menor de edad, esta vez se habla además de capturas de pantalla y un vídeo que podrían implicar al presunto agresor.El caso alcanzó gran notoriedad porque está involucrado el ex delantero, lo que también ha vulnerado la identidad de la menor de edad, revictimizándola y poniendo en riesgo su integridad, la de su mamá y su familia.La ex pareja del ex deportista salió recientemente a aclarar que no era ella quien presentó la denuncia y que ni ella ni su hija tenían relación con el caso. Sin embargo, de manera irresponsable, cuentas de redes sociales y periodistas de varios medios de comunicación ventilaron el nombre de la mamá de la víctima y las iniciales de la propia menor de edad, exponiéndolas después de haberlo denunciado. Aunque existe un principio de publicidad en los procesos para brindar transparencia, la protección de los datos personales de la víctima es un derecho que debe garantizarse, particularmente cuando se trata de menores de edad o delitos graves. Así lo establece nuestra Constitución, en el artículo 20, inciso C.“Dada la vulnerabilidad del niño (o niña) ante la presencia pública y ante la revictimización social, se propone que todo proceso en el que hay un niño (o niña) víctima reserve su identidad para efectos públicos. Se hace necesario que el proceso público omita la mención del nombre u otros datos de identidad del niño”, detalla el “Manual para acompañar a niños a través de un proceso judicial”, hecho por la Secretaría de Seguridad Pública, para evitar la revictimización de infantes víctimas de delito.El abuso sexual infantil es una terrible y dolorosa realidad silenciosa, mucho más común de lo que podría creerse. A nivel mundial, una de cada cinco mujeres y uno de cada siete hombres han experimentado violencia sexual durante su infancia, según datos de UNICEF. Las cifras son aterradoras. Y existe un gran subregistro de casos, que no son detectados y mucho menos denunciados, dejando a las víctimas sin recibir atención profesional, y a los agresores impunes, sin castigo.Cada que una víctima de abuso sexual infantil esté lista para hablar de ello, para verbalizar lo que le sucedió y para denunciar, debe garantizarse su seguridad, sin ser revictimizada ni expuesta. Quienes han sido agredidas o agredidos merecen justicia. Priorizar el interés superior de la niñez implica actuar para protegerlos y asegurar su desarrollo integral. Poner en duda a la víctima es estar del lado del agresor. Instagram: vania.dedios