Hay tres razones y sólo tres por las que no se concretó el aumento de 67% al sueldo del nuevo titular del Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco (Ipejal). La primera es porque se hizo público. La segunda tiene nombre y apellido: Iván Eduardo Argüelles Sánchez. La última, y por supuesto la más importante, es que nunca se le notificó al gobernador Pablo Lemus sobre esa decisión.Desde hace años, el Instituto que se encarga de “dar una vida digna y de calidad” a quienes honradamente han dado su vida al servicio del Estado atraviesa por una inmensidad de trabas debido a que el gobernador en turno elige perfiles políticos para estar al frente de esa noble institución.Es así como el Ipejal ha decidido invertir los fondos de las y los trabajadores en el desarrollo turístico Xala, en Chalacatepec, las Villas Panamericanas, Ciudad Laboral y otros proyectos inmobiliarios para poder tener recursos y sobrevivir. Pero al estar cargada de política, la apuesta regularmente no juega a favor.Así que lo último que le faltaba al Ipejal, y menos en el arranque de la administración, es un escándalo porque su director ya no puede reactivar su suscripción al Costco.Que dentro de la función pública se tomen decisiones sin poner sobre aviso al gobernador es grave. En teoría, nada debe pasar sin tener el consentimiento del hombre con más poder en Jalisco, así que se entiende que haya molestado a Pablo Lemus el que intentaran brincárselo y, por ello, Partida y su gran partida de más de 121 mil pesos al mes se fueron de reversa.¿Pero por qué el nombre de Iván Argüelles impacta a su sucesor y el legítimo deseo que tenía de obtener un aumento de 67% en sus ingresos?Básicamente porque los tabuladores se modificaron a la baja durante la gestión de Argüelles debido a que éste no contaba con licenciatura, así que lo que ocurrió tras ese reacomodo salarial impactó a la distancia. Hoy, Juan Partida gana 40% menos con respecto al sueldo de cualquier secretario de Estado.Y al no poder reanudar su membresía al club de golf, Juan Partida convocó al Consejo Técnico del Ipejal para emparejar el tamaño de su carrera con el de su cartera. No es una petición desmedida para un Maestro en Economía Financiera y de Negocios por la Universidad de Essex (Inglaterra), y quien ha sido analista financiero de firmas como J.P. Morgan o los extintos bancos Bear Stearns y Lehman Brothers, e incluso ha sido subdirector del área de planeación financiera del Grupo Financiero Banamex.El tema es que Pablo Lemus ha tratado de guardar las formas para enviar señales de respeto al recurso público, o como diría la legendaria Mónica Magaña, al dinero de las personas. Así que de poco importa que el nuevo titular del Ipejal merezca ganar en euros porque dentro de su cabeza habitan ideas milmillonarias, hacia afuera el mensaje de esa aspiración se lee con una gran frivolidad.No fue desde el 6 de diciembre, sino desde la campaña, cuando Pablo Lemus se desmarcó del tufo apático que impregnó el actual inquilino de Casa Madrid. Reducirle el sueldo a un funcionario brillante (pero heredado), tomarse fotos con los enemigos políticos de su antecesor y salir a cuadro con sonrisas antes que regaños, es una muestra más de que a este góber no sólo le importa correr un medio maratón o a un funcionario de primer nivel, sino lo más importante: qué es lo que piensan de él sus gobernados.isaac.deloza@informador.com.mx
