Al instalarse el pasado viernes 13 de diciembre la Mesa Regional de Seguridad en Lagos de Moreno, el gobernador Pablo Lemus Navarro lanzó un regaño público a dos presidentes municipales que no estuvieron presentes: el de San Juan de los Lagos (Alejandro de Anda, panista) y el de San Diego de Alejandría (José de Jesús Sánchez, del PT).Con un tono de voz que claramente reflejaba la tensión del momento, el gobernador indicó que todos los alcaldes deben estar presentes en las mesas de seguridad y sesionar, acompañados por el comisario de la policía municipal, cada semana.Apenas un día antes, la presidenta del país, Claudia Sheinbaum, había lanzado también un llamado de atención, pero sin referirse a ningún gobernador en particular, para demandarles que acudan siempre a las reuniones de seguridad con los representantes de la Guardia Nacional y la Secretaría de la Defensa Nacional. Una mera coincidencia.Es importante recuperar un antecedente directo sobre la reunión en Lagos de Moreno, y revisar después qué tan útiles o convenientes pueden ser las mesas de seguridad que se están instalando en Jalisco.El antecedente: en un operativo realizado por el Ejército mexicano para detener a un individuo de quien se presume que es cabeza de la actividad criminal en la zona de Los Altos, se realizaron bloqueos carreteros con autos incendiados en las vías que unen Encarnación de Díaz con Aguascalientes y en otra que lleva a Ojuelos. Se registraron enfrentamientos a balazos, pero la escasa información indicó que no hubo heridos. Horas después, en el mismo corredor de Los Altos, pero ya en Zapotlanejo, otro enfrentamiento entre presuntos delincuentes y elementos de la Guardia Nacional le costó la vida a uno de los uniformados (por cierto, hijo de uno de los integrantes del equipo de seguridad del gobernador Lemus Navarro).El mandatario estatal anunció que de inmediato se trasladaría a Lagos para instalar la Mesa Regional de Seguridad Altos Norte, pues era imperativo que el Gobierno estatal hiciera presencia y no se dejara solos a los ciudadanos. Fue en ese evento que se ausentaron los dos alcaldes ya mencionados.Fue un tremendo error de su parte. ¿Qué asunto más importante podrían atender que acudir a la primera cita del gobernador entrante, cuando además se atienden problemas tan acuciantes como la inseguridad y la violencia?Aquí es pertinente preguntarse: ¿Qué utilidad pueden tener las mesas de seguridad?En el sexenio pasado no parecen haber ofrecido resultados.El presidente Andrés Manuel López Obrador se reunía todos los días temprano con el gabinete de seguridad; le pasaban las estadísticas de delincuencia y criminalidad, pero siempre mantuvo su línea de “abrazos, no balazos”. Al terminar el sexenio, a pesar de todas las mesas y reuniones, el crimen organizado había reforzado su presencia en el territorio nacional y los homicidios en México superaron 200 mil, es decir, 45 mil más que en el sexenio peñanietista, y 80 mil más que durante la administración de Felipe Calderón.¿Qué es diferente ahora, cuando se retoman las famosas mesas de seguridad?Primero, la Secretaría de Seguridad Ciudadana que encabeza Omar García Harfuch, dotada con un marco legal que le permite labores de inteligencia; en segundo término, el crecimiento de la Guardia Nacional ahora operada formalmente por la Secretaría de la Defensa Nacional.Para los Estados y municipios no hay otra opción que coordinarse con la milicia.El Gobierno de Pablo Lemus, adicionalmente y a diferencia de otros Estados, invertirá en la Secretaría de Inteligencia y Búsqueda de Desaparecidos; crea la Policía de Caminos y aumenta el presupuesto para tecnología de vigilancia.Si, como se sospecha, el crimen organizado está infiltrado en los municipios, la presencia del alcalde y su comisario en las mesas semanales de seguridad revelará de inmediato dónde se debe actuar y con quién se puede contar… o a quién se debe investigar y detener.Este sexenio, las mesas de seguridad pueden ser mucho más útiles que las de antes.