Miércoles, 09 de Abril 2025

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Karla Planter: vida universitaria, crítica y lectura

Por: Alonso Solís

Karla Planter: vida universitaria, crítica y lectura

Karla Planter: vida universitaria, crítica y lectura

La Universidad de Guadalajara avanza con fuerza renovadora hacia el centenario de su refundación. Las palabras pronunciadas por la rectora general Karla Planter en su toma de protesta fueron precisamente eso: palabras, llenas de ideas y propuestas; un discurso con sentido histórico y aliento moral e informado por un ideario político y educativo coherente. No hubo un dispositivo de gestión de emociones, sino una auténtica alocución. Lo medular fue el logos: el lenguaje y la razón.

Su mensaje fue, pues, el discurso de una directiva universitaria, no de una influencer. Fiel al lema “Piensa y trabaja”, la maestra Planter buscó, a la manera de un tábano, estimular el pensamiento en vez de anestesiar la sensibilidad y la mente, embrutecidas a diario por las pantallas y las redes sociodigitales: “la demagogia política con su manipulación de las emociones y su proclividad a la mentira (…) anestesia todos los días a los ciudadanos para evitarles la molestia de reflexionar”.

Las palabras que dijo fueron equilibradas y sobrias, no desprovistas de un necesario efectismo retórico, mensajes a actores políticos y referencias a temas de la agenda pública jalisciense. Por encima de todo, fueron una apología de la inteligencia y el espíritu universitario en el siglo XXI; un mensaje institucional, no personalista; liberal en su denuncia de la erosión democrática y el auge de neofascismos de derecha e izquierda, en su compromiso con la deliberación pública, la crítica y el valor de la verdad y, sobre todo, en su vehemente defensa de la libertad. 

“[S]in libertad no hay cultura, ni expansión del conocimiento. Sin libertad no hay virtud moral sino sujeción de la voluntad. Sin libertad no hay creatividad y tampoco innovación, no hay pensamiento cuestionador ni búsqueda de soluciones… La conclusión es obvia: debemos atrevernos a vivir, desde la Universidad, en libertad; debemos ejercer la crítica, lo que incluye, por supuesto, la autocrítica”.

No son de sorprender estas palabras considerando que Karla Planter es, por la generación a que pertenece, hija de la transición democrática mexicana. Se formó, además, en Estudios Políticos, Internacionales y de Gobierno, Facultad imbuida de un êthos democrático y liberal, producto del espíritu reformista del rectorado de Raúl Padilla López y de un grupo de lúcidos intelectuales surgidos del seno de la Universidad (como Javier Hurtado, Marco Antonio Cortés Guardado o Misael Gradilla Damy). Buena nueva la de contar con una politóloga democrática, tolerante y pluralista al frente de nuestra casa de estudios. También es un logro indiscutido de la otrora FEPIG.

Aumentar nuestro juicio crítico —la tarea de la educación— es la mejor forma de evitar las trampas contemporáneas tanto del fundamentalismo y el absolutismo dogmáticos como del nihilismo y el relativismo moral y cognitivo: “necesitamos reconstruir nuestra capacidad de juicio crítico y reflexivo. Sólo así podremos tener el coraje moral que nos permita controlar las fuerzas históricas que hemos desatado y que están destruyendo a la naturaleza, y provocando graves desequilibrios sociales y económicos, así como altos riesgos geopolíticos”.

El corazón del proyecto educativo del nuevo rectorado será elevar la calidad académica, tarea no reñida con la ampliación de la matrícula. Por eso la rectora instruirá “a las áreas correspondientes a que diseñen un sistema de métricas del desempeño escolar que deberá aplicarse en todos nuestros programas educativos. Esto es un imperativo porque de nada sirve admitir estudiantes a la Universidad si no garantizamos que concluyan adecuadamente su formación”.

El concepto de “aprendizaje activo” es un pleonasmo: “Todo aprendizaje es activo, requiere esfuerzo, pero no prisa, disposición a leer textos con profundidad y a intercambiar con los demás ideas y experiencias”. “Leer sigue siendo, en mi opinión —concluyó la rectora—, uno de los actos que más nos humanizan (…) mediante la lectura, podemos contrarrestar los efectos negativos de la prisa del mundo moderno”. Recobremos el valor de la lentitud, pues sólo se aprende despacio, con sosiego y serenidad. Todo gran proyecto intelectual, toda contribución científica y artística, requieren calma y paciencia.

 “Híper-humanizarnos”, el imperativo moral de Ricardo Villanueva, exrector general y subsecretario de la SEP, significa adquirir una educación, es decir, aprender a leer bien y actuar con lentitud: frenar la aceleración desbocada de nuestras vidas para internarnos en el presente, con soberana calma y serenidad. Vivamos, pues, en libertad, despacio y sosegadamente, con fidelidad a la tarea moral e intelectual de la crítica y la autocrítica. Sólo así seremos dignos de llamarnos universitarios y herederos auténticos de hombres y mujeres como fray Antonio Alcalde, José María Arreola, José Clemente Orozco, Irene Robledo, Antonio Gómez Robledo, Gabriel Flores, Leonor Montijo, Fernando del Paso, Fernando Carlos Vevia Romero o Carmen Castañeda. Enhorabuena a la Universidad de Guadalajara y a su nueva rectora: ¡piensa y trabaja!

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