Si yo soy un neófito en economía, el presidente López Obrador está perdido e imprudentemente usa sus “otros datos” para hablar irresponsablemente sobre la situación que prevalece en las últimas horas en los mercados bursátiles, como consecuencia de los temores a una recesión en Estados Unidos y que a la postre ha provocado una caída del peso frente al dólar. Los que le entienden a estos asuntos nos advierten que los niveles no vistos desde los desplomes bursátiles desde marzo de hace cuatro años, ante el miedo de que la Reserva Federal estadounidense haga tardíamente la esperada rebaja de tasas de interés, puede provocar un caos financiero con efectos de desastre. Y por supuesto, una situación de esta dimensión afecta a México.Ayer AMLO dijo: “Nosotros tenemos un margen de protección, no nos afecta tanto, porque nuestras finanzas están muy fuertes”. La reacción de los enterados en economía fue contundente: “Nuestras finanzas no están muy fuertes, las finanzas públicas, las finanzas del país ya tienen signos de debilidad”, expresó en una entrevista de radio Valeria Moy, directora del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), quien argumentó que “las presiones importantes son por el tamaño del costo financiero de la deuda, de los intereses que paramos sobre la deuda y por el asunto de pensiones. Tenemos presiones fiscales muy importantes, así que las finanzas no están radiantes”.Y es que solamente hay que usar el sentido común para evaluar lo que sucede en las bolsas del mundo y la desaceleración del país vecino, quien es nuestro principal socio comercial y nosotros somos el principal socio de ellos. Así que, si ellos tienen problemas, nosotros nos ponemos al borde del precipicio, por aquello de que “si a ellos le da gripa a nosotros nos da pulmonía”. Habrá que recordar que tenemos una economía muy integrada con Estados Unidos, tomando en cuenta que cerca del 85 por ciento de lo que exportamos se va al mercado norteamericano y si crece el desempleo, disminuye el poder adquisitivo del vecino y nos consumen menos, los efectos de este lado pueden ser catastróficos en muchos sentidos.Además, el origen de la turbulencia financiera en el mundo fueron los números a la baja en la generación de empleo de nuestros vecinos, cuyos pronósticos se quedaron cortos en el mes de julio y eso acrecienta los temores de una recesión. Y en México, a pesar del optimismo del inquilino de Palacio, habrá que tomar en cuenta que en el mes de julio tuvimos la mayor pérdida de trabajos formales, de acuerdo con el reporte del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). En total fueron 29 mil 055 puestos que se perdieron, lo que representa una caída anual del 221 por ciento, ya que un mes anterior la cifra superó los 24 mil posiciones formales de trabajo y casi 35 mil de empleos temporales, lo que significa la mayor baja de empleados eventuales desde 2019. Como quien dice, “no cantamos mal las rancheras”.No hagamos caso de los optimistas comentarios de López Obrador. Ubiquémonos en la objetividad internacional, donde los indicadores de generación de empleos y las reacciones a los mercados bursátiles hablan por sí solos de una realidad, muy alejados de los “otros datos” que nos quiere dar el “economista” de Palacio.¿Usted, qué opina?