En medio del aluvión de noticias de todos tipos, colores y sabores, que actualmente nos invaden quisiera hoy abrir un postigo y mirar hacia el pasado evocando un recuerdo luminoso de una estrella fugaz que pasó por nuestras tierras, y aunque hace ya bastantes años, todavía su recuerdo perdura y no solamente un día, como el recién pasado día 12 en que en México por Ella se conmemora el día del libro. Y tanto más en la ciudad de Guadalajara como “Capital Mundial del Libro” que más glorioso sería que fuera la Ciudad donde hay un máximo de lectores.Pues bien, entremos en tema: hoy quiero invitarte a hacer una pausa y reflexionar unos momentos recordando tranquilamente, nada más y nada menos que a Sor Juana Inés de la Cruz, célebre por su sabiduría y famosa por sus escritos que muy poco conocemos todavía.Es cierto que esta niña nacida en San Miguel Nepantla hacia el año 1648 y que después de su infancia campesina y de su juventud muy cerca de la corte, al final decidió ingresar en un Convento y dedicarse a los afanes intelectuales y espirituales que dicha condición le imponía.No es verdad que fuera una persona ociosa, dedicada a lecturas frívolas y a poemas mundanos. Ella fue Ecónoma en su comunidad.Lo que es verdadero es que cuando se llega al conocimiento de lo sublime, la vida se mira en su conjunto con una claridad meridiana, ya que los ojos son las ventanas del alma y el alma tiene muchos más alcances que los sentidos.Por eso, cuando llegó a percibir la presencia de Dios en el universo, todo cuanto la rodeaba se volvía grandeza y hermosura, y entonces ya no podía callar, y su voz se hizo canto donde el amor se expande indefinidamente, porque Dios que es amor infinito, limpio, se comunica sin esos visos turbios que algunos, desde su propia experiencia, quieren hacerlo ver manchado.Hoy podemos acercarnos a la lectura, con esa sencillez infantil que va descubriendo en la palabra escrita el trasfondo de una ciencia divina que al volverse sabiduría divina, hace crecer el ser en todas sus dimensiones y llegar a los más altos grados de humanidad que como persona, le es posible.Es el mejor consejo que podemos recibir y que podemos dar es leer y leer. Las palabras que se escuchan vuelan, las que leemos nos abren a la reflexión y permanecen ensanchando la mente y el corazón hacia derroteros de lo infinito.Cuando tengas oportunidad lee a Sor Juana Inés de la Cruz. Léela sin prejuicios, dar oído a quienes hablan sin verdadera capacidad de discernimiento. Juana Inés de la Cruz, yo te comprendo.porque en el duermevela del anhelo,cuando la mente se levanta al cielosiente lastres que la atan, lo estoy viendo. Yo de riqueza ni tesoro entiendoY porque percibo de tu ser el vuelo,sería en la vida mi mayor consuelosaber lo que tú y comprendiendo.A veces en delirios sin sentido,-sabiendo que, como enseña Jesús,hasta el pequeño pájaro halla nido-yo busco asidero en un rayo de luz,y me empeño en vivir libre, sin nidoa la sombra amorosa de la cruz.