Viernes, 27 de Diciembre 2024

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El símbolo y el “Joker”

Por: Dolores Tapia

El símbolo y el “Joker”

El símbolo y el “Joker”

Se ha dicho todo o casi todo. El “Joker”, bajo la dirección de Todd Phillips, ha resultado todo un fenómeno mediático. ¿Es la “Taxi Driver” del siglo XXI?¿O “La Naranja Mecánica” de esta era? No lo sé, la violencia explícita que nos muestra en pantalla es muy discreta en comparación con el filme de Kubrick, me parece mucho más importante la violencia simbólica que “se sugiere” todo el tiempo, por todos lados y que construye -es la base misma- del personaje que nos vuelve locos a todos (¡bravísimo a Joaquín Phonenix!); violencia generada por los abusos en silencio (el silencio violento y simbólico). Yohana Desta en la revista “Vanity Fair” señala algo interesantísimo que de pronto ante tanto fuego artificial, puede parecer intrascendente: Penny Fleck, la madre de Arthur -el personaje que luego se vuelve Joker- es “la razón fundamental de su camino hacia la locura”, esta aparente mujer inofensiva, que se antoja débil y por momentos parece mostrarnos a un Joker con atisbos de humanidad, resulta al final de cuentas la base de las perturbaciones y los delirios de su hijo. El silencio, el delirio, la omisión (violencia simbólica) son la base misma de la locura.

No creo que este filme sea la “Taxi Driver” del siglo XXI -mi muy humilde opinión- ni “La Naranja Mecánica” de los nuevos tiempos. Noup. Lo que sí creo que -siendo una buena cinta- sobresale entre tanto cine descafeinado que nos acostumbramos a ver. De hecho, he escuchado comentarios de que es “demasiado fuerte”… cosa que tampoco me parece.

Puede verse también como una declarativa acerca de la corresponsabilidad que tenemos como sociedad, sobre la parte oscura de esta sociedad; esta imagen de Arthur (“Joker”), quien parece tener un trabajo en un contexto donde “es aceptado”, pero relamente “no lo miran”, no “lo incluyen” es fuerte. El no mirar, no incluir son actos simbólicos de barbarie contra los otros, las heridas se vuelven grandes y permanentes. El filme es dolorosamente asertivo, quizá por ello nos afecta tanto. O quizá porque “este Joker” nos quitó la risa y en nuestro inconsciente ensombrece a Batman, tal vez este Guasón nos genera hasta empatía cuando hemos sido testigos de su accidentada historia de abusos y marginación.

El documentalista norteamericano Michael Moore señalaba lo poco violenta que le parecía la pieza en un contexto, cito textual, “en el que nuestra Constitución está hecha pedazos -se refiere a la de Estados Unidos- y un maníaco imprudente en Queens tiene acceso a códigos nucleares, pero por alguna razón debemos estar asustados por esta película”.

No es una peli de cómics, es intensa, sí, brutal, también sí, violenta, pues sí, simbólica mucho y esto -dicen algunos críticos- generó un efecto espejo en Estados Unidos. ¿Y en México?, ¿será?

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