El inicio de la gestión del nuevo gobierno de los Estados Unidos marca el comienzo de una era incierta en las relaciones internacionales. El panorama global se torna menos predecible y más caótico, con conflictos activos en Oriente Medio, Europa y África, tensiones comerciales en aumento y acciones que podrían redefinir los equilibrios geopolíticos. Esta transición deja atrás una etapa de relativa estabilidad.A esto se suma el rápido avance de tecnologías de vanguardia, especialmente la inteligencia artificial generativa, que promete revolucionar la productividad y las ganancias de algunos sectores, pero también amenaza la estabilidad política a través de la desinformación. Este contexto es el telón de fondo para las primeras medidas que el nuevo gobierno estadounidense ha anunciado, medidas que tendrán un impacto directo y significativo en México.Ante este escenario, es crucial elevar la mira, planificar con responsabilidad y evitar respuestas reactivas. Debemos apostar por un esquema colaborativo que permita a México fortalecer su posición en el mundo, equilibrando la cooperación con la defensa de sus intereses.Las medidas que afectarán a MéxicoSegún lo reportado por la prensa y las comparecencias de los futuros funcionarios, las primeras acciones del nuevo gobierno se centrarán en tres ámbitos clave: migración, seguridad y economía.En materia migratoria, se anticipa una escalada en las deportaciones, especialmente en ciudades santuario como Chicago. Las autoridades mexicanas ya preparan sistemas para atender la llegada de miles de personas a las ciudades fronterizas del norte. Además, se prevé la cancelación de programas de asilo y asistencia, endureciendo los procesos de vigilancia.En seguridad, la designación de los cárteles mexicanos como grupos terroristas abrirá una nueva etapa en el combate al crimen organizado. Esta medida permitirá confiscar recursos generados por estas organizaciones en toda la región norteamericana. Aunque existen diferencias en cuanto a los procedimientos, la colaboración efectiva podría traer beneficios para México, siempre que se maneje con una narrativa adecuada y se minimicen los costos sociales, políticos y violentos.En el ámbito económico, la integración productiva de Norteamérica es un activo crucial. Este bloque económico, el más fuerte del mundo, está compuesto por más de 505 millones de habitantes y genera un PIB combinado de aproximadamente 29 billones de dólares. La relación comercial entre México y Estados Unidos superó los 750 mil millones de dólares en 2023, consolidando una red de infraestructura conjunta que integra cadenas de suministro y transporte de clase mundial.Un bloque más fuerte frente a los desafíos globalesLa fortaleza de Norteamérica radica en su complementariedad. La creatividad y el talento de los mexicanos se suman a la innovación tecnológica de Estados Unidos y la sofisticada operación industrial y comercial de Canadá. Esta sinergia no solo genera beneficios económicos, sino también refuerza la posición geoestratégica del bloque frente a potencias como China, cuya expansión comercial y geopolítica plantea desafíos significativos.La coordinación en tecnología, acuerdos migratorios y seguridad fortalece la estabilidad de la región. Sin embargo, los problemas compartidos en materia de migración y seguridad exigen soluciones conjuntas basadas en el respeto y la eficacia.Una mayor integración norteamericanaAunque el inicio de esta administración pueda parecer contradictorio, es probable que sus acciones terminen por impulsar una mayor integración de Norteamérica. Para México, esto representa una oportunidad histórica para consolidarse como un socio clave en el bloque. La clave estará en gestionar con inteligencia los desafíos inmediatos y en aprovechar las oportunidades de colaboración para garantizar un futuro más próspero y equitativo para todos.
