Hoy es el día. Alejandro Gertz Manero, fiscal General de la República, informará en la mañanera los avances del caso Teuchitlán, en Jalisco.Lo hará mientras la autoridad aún procesa la evidencia localizada por el Colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco en ese centro de adiestramiento del crimen.Hasta ahora se han contabilizado mil 308 artículos entre calzado (154 pares en total), pantalones, playeras, shorts, mochilas, maletas, cobijas y almohadas.También 170 mochilas y 18 maletas de viaje, lo que sugiere la movilización de reclutas de toda la República. Había además 148 cobijas, cobertores y edredones (el listado está consultable en la página rancho-izaguirre.abundis.com.mx)Asimismo se han registrado 43 blusas, 12 vestidos, tres faldas y dos pareos. Claramente hubo mujeres reclutas.El lugar –activo al parecer desde el 2020– debió registrar actividad recurrente para movilizar alimentos, víveres, personas, herramientas. ¿Cómo nadie, ni la Policía municipal, la estatal o la Guardia Nacional, notó algo sospechoso?Desde septiembre de 2024, cuando el rancho fue asegurado, la Fiscalía estatal debió clasificar, fotografiar y resguardar esos indicios para investigar el paradero de posibles víctimas de desaparición.Esta omisión, contraria al sentido común y a cualquier protocolo pericial o criminalístico, es la primera pregunta que deberá responder el fiscal Gertz Manero.¿Por qué abandonaron toda esa evidencia? ¿Quién decidió que no era importante procesarla? Y sobre todo, ¿por qué?Es imposible que un agente del Ministerio Público, por sí solo, haya relegado cientos de indicios sin enterar a un superior.¿Qué pasó en el Rancho Izaguirre entre el 18 de septiembre de 2024 y el 5 de marzo de este año?La respuesta a esta pregunta es el punto de partida para entender lo que apunta a una negligencia municipal, estatal y federal.Esperemos que el fiscal General de la República esté a la altura.No obstante, si Gertz Manero se enfoca sólo en combatir la narrativa que señala al rancho como un “centro de exterminio”, quedará claro que su objetivo, antes que nada, es político.El discurso oficial a nivel estatal y federal –ahora alineados– ha criticado la especulación y el “golpeteo político” cuando se ha señalado que el lugar era un “centro de aniquilación”.Carecemos de evidencia para inferir que cada par de zapatos representa una víctima. Pero la diferencia entre “pocos” y “muchos” asesinatos no cambia el hecho de que los hubo.Si la Fiscalía del Estado y la Federación hubieran investigado hace seis meses, nadie estaría especulando.Como indicó una consigna en la marcha del sábado: “Campo de exterminio o no, el resultado es el mismo”: más de 15 mil desaparecidos en Jalisco.