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El fuero de Cuauhtémoc y el silencio de Claudia

El fuero de Cuauhtémoc y el silencio de Claudia
Cuauhtémoc Blanco fue un gran futbolista y ha sido siempre un personaje detestable. Ser americanista es el menor de sus defectos (y entiendo que para algunos incluso esto es una virtud). Agresivo, macho, maleducado y corriente hasta para festejar los goles y los campeonatos de su equipo, Blanco llegó a la política por una sola razón: podía darle votos al Partido Encuentro Social (PES). López Obrador, animal político por excelencia, entendió lo que significaban esos votos, por lo que primero se alió con el PES y su candidato y luego lo protegió como uno de los suyos. Fueron tan evidentes los malos manejos de sus gobiernos que no alcanzó el manto protector del ex presidente y, para no correr riesgos, se hizo de una diputación federal que le diera fuero.
Las denuncias de su media hermana y su esposa, por violencia sexual la primera y violencia física, la segunda, pusieron a prueba el pacto machista en la Cámara de Diputados y las convicciones de las diputadas de Morena. Tristemente pudo más la lealtad que la congruencia y fueron mujeres de Morena y del PT las que le dieron el voto que le permitirá a Blanco no enfrentar la justicia. Ya no hay fuero, repiten por repetir los seguidores de la 4T, pero al igual que los fantasmas, de que lo hay, lo hay. Aquí no se protege a nadie, presumen; sin embargo, a la primera de cambio cierran filas para evitar que uno de los suyos, corrupto, violento y abusador, rinda cuentas de su conducta como persona y como funcionario público.
La pretendida neutralidad de la Presidenta Sheinbaum, quien dijo que se trataba de un asunto de las y los diputados sobre el que prefería no opinar, ha sido una decepción para muchísimas mujeres que votaron por ella pensando que, como prometió, con ella llegaban todas a Palacio. No ha sido así. Siempre que se ponen sobra la mesa temas en que se espera que la Presidenta tenga algún apoyo a las mujeres, como las manifestaciones del 8M, la velada organizada por madres de desaparecidos a raíz del caso Teuchitlán y ahora el desafuero de un diputado acusado de abuso sexual y violencia de género, la Presidenta ha preferido mantener una supuesta imparcialidad anteponiendo el beneficio político la solidaridad con las mujeres.
No pronunciarse en el caso de Cuauhtémoc Blanco es una toma de distancia con la agenda feminista. La falta de compromiso de la Presidenta es poco alentadora con respecto a un cambio en la política pública en los temas de violencia de género. El silencio de Claudia es terriblemente elocuente.
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