Viernes, 14 de Marzo 2025

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Desaparición, ¿quién gana?

Por: Diego Petersen

Desaparición, ¿quién gana?

Desaparición, ¿quién gana?

¿Quién gana con la desaparición? La pregunta sigue flotando en el aire y no tiene una respuesta certera. ¿Por qué un grupo del crimen organizado se ocupa y se preocupa por desaparecer a sus víctimas? No está claro. Existe, sin duda, una economía política de la desaparición, hay alguien que se beneficia de este macabro proceso de desmembrar y cremar cuerpos, pero ¿quién gana y cómo gana? Intentemos una explicación.

El fenómeno que llamamos desaparición se puede dividir en dos grandes grupos. Los que son “levantados” con fines de explotación, mujeres y niñas que son secuestradas y, posteriormente, obligadas ejercer funciones de prostitución, y jóvenes que son llevados a realizar trabajos forzados para un grupo criminal, sea como guardias, sicarios, químicos en laboratorios o trabajos técnicos específicos (hay casos documentados incluso de técnicos en aire acondicionado que fueron levantados). Muchos de ellos a la postre aparecerán muertos, o seguirán su vida en otro lado, lejos de su lugar de origen. Todos estos casos de trata de personas son terribles y la motivación más o menos clara.

Mucho más complicado de entender son todos aquellos que son levantados, asesinados, desmembrados y luego enterrados en fosas comunes o cremados. Entre estos se encuentran aquellos que son usados como carne de cañón, hombres y mujeres jóvenes que fueron reclutados con engaños, llevados a campos de entrenamientos y que son usados como para forjar a los futuros sicarios, como es el caso de muchos de los que fueron cremados en Teuchitlán.

Finalmente, existe un grupo de desaparecidos que responden a un perfil de “chavo problema”, muchos de ellos adictos y, por lo mismo, ladrones de autopartes, de comercios, de tapas de alcantarilla o cualquier objeto que puedan robar en una casa y luego canjearlo rápidamente por efectivo. La desaparición de estos jóvenes tiene más que ver con una agenda de seguridad (reducción de delitos) que con la empresa criminal. En otras palabras, es el crimen organizado haciendo el trabajo sucio a los gobiernos que luego presumirán la reducción de delitos patrimoniales.

Si las policías, las fiscalías y los gobiernos no hacen nada para erradicar el delito de desaparición es porque ellos son, directa o indirectamente, beneficiados. Si los cárteles desmiembran para luego cremar o disolver cuerpos, un proceso que implica tiempo y dinero, no es por el placer macabro, sino porque existe un acuerdo tácito con las autoridades de que, si no hay cuerpo, nadie investiga ni se preocupa por saber qué pasó.

En síntesis: quienes se han beneficiado hasta ahora del terrible fenómeno de la desaparición en sus diferentes modalidades son los grupos del crimen organizado que pueden seguir haciendo lo que quieran, pero también los gobiernos que van por el mundo presumiendo la baja en ciertos delitos. La única forma de que los gobiernos, municipal, estatal y federal, se ocupen de este fenómeno es subiéndoles el costo político.

diego.petersen@informador.com.mx

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