Viernes, 27 de Diciembre 2024

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- ¿Más libertad…? Servidos…

Por: Jaime García Elías

- ¿Más libertad…? Servidos…

- ¿Más libertad…? Servidos…

La flexibilización de las medidas dispuestas en función del “botón de emergencia” por la pandemia, anunciada por las autoridades el viernes pasado (en vísperas -¿casualmente…?- del 14 de febrero), y la respuesta, a continuación, de los miles de tapatíos que se agolparon en los bares de la Avenida Chapultepec (“la cantina más grande de Guadalajara”) o a las puertas de los mismos, sin guardar la “sana distancia”, para intentar ingresar (EL INFORMADOR, II-14-21, P. 1-A), remiten a una añeja fábula de Esopo…

-II-

Esclavo frigio del Siglo V, A. C., Esopo refiere que su amo, Xantus, le pidió buscar en el mercado el mejor alimento posible, para agasajar a un invitado.

Tras el banquete, satisfechos todos los comensales, Xantus quiso saber de qué manjar habían disfrutado.

-Me pediste lo mejor, y traje lengua -respondió Esopo-. La lengua es el fundamento de la filosofía y de las ciencias, el órgano de la verdad y la razón. Con la lengua se instruye, se construyen las ciudades y las civilizaciones, se persuade y se dialoga. Con la lengua se canta; con la lengua se reza y se declara el amor y la paz. ¿Qué puede haber mejor que la lengua?

Poco después, con vistas a una reunión con unos visitantes desagradables a los que debería atender por protocolo pero quería manifestar su antipatía sirviéndoles una mala comida, Xantus le pidió traer del mercado lo peor que encontrara. Al final, cumplida la encomienda, Xantus quiso saber qué habían comido.

-Me pediste lo peor, y traje lengua -contestó Esopo-. La lengua es la madre de todos los pleitos y discusiones, el origen de las separaciones y las guerras. Con la lengua se miente; con la lengua se calumnia; con la lengua se insulta; con la lengua se rompen las amistades. Es el órgano de la blasfemia y la impiedad. No hay nada peor que la lengua.

-III-

Durante el “botón de emergencia” hubo protestas por las restricciones a los adultos mayores en los supermercados, y por el cierre de establecimientos “no esenciales”; de los bares, sobre todo…

-¿Quieren más libertad? -respondió la autoridad-: servidos…

Al no encerrarla en sus casas para impedir que la gente salga, ni comisionar a la policía para evitar que ande en manada o exigir que acate las prescripciones sanitarias para reducir los contagios, cada quién será responsable de las consecuencias del uso (o el abuso) de esa libertad.

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