De acuerdo con especialistas en comportamiento humano, los colores que una persona elige pueden revelar más de lo que imagina, pues la psicología del color sostiene que las tonalidades que nos rodean reflejan, de manera inconsciente, aspectos de la personalidad, las emociones y hasta ciertos rasgos negativos, como la falsedad o la hipocresía.Según diversos expertos, existen dos colores particularmente vinculados con la hipocresía: el amarillo y el verde, especialmente en sus versiones más oscuras.El amarillo, explica el director académico José Ángel Saavedra, es un color con una naturaleza contradictoria, aunque suele asociarse con la alegría, la innovación y el optimismo, también puede reflejar actitudes menos positivas como la falsedad, la arrogancia y la superficialidad, características comunes en personas hipócritas. A nivel cultural, el amarillo ha sido relacionado con la mentira, los celos y la falta de autenticidad, reforzando su dualidad simbólica.Por otro lado, el verde, especialmente en sus tonos más profundos, también aparece entre los colores que representan la falsedad. El psicólogo Óscar Castiller Mimenza señala que, aunque el verde está tradicionalmente ligado a la esperanza, la buena suerte y la fertilidad, también se asocia con la envidia, una de las emociones más características de las personas hipócritas. Cuando se combina con el negro, este color puede evocar ideas de manipulación, horror o incluso muerte, transmitiendo una sensación de engaño o deshonestidad.El vínculo entre los colores y las emociones humanas ha sido objeto de estudio durante décadas. De acuerdo con el psicólogo Julio Santiago, de la Universidad de Granada, esta relación surge de una mezcla entre factores biológicos, culturales y sociales. Los colores no solo influyen en el estado de ánimo, sino también en la percepción y en la forma en que nos comunicamos.Así, mientras el amarillo puede representar la prensa sensacionalista o la falta de veracidad, el rojo suele asociarse con la violencia o la pasión, el rosa con la feminidad, y el verde oscuro con la manipulación o el peligro. Estas asociaciones, aunque ampliamente reconocidas, varían según la cultura y las experiencias personales de cada individuo.En definitiva, la psicología del color sugiere que los tonos que elegimos —ya sea en la ropa, los espacios o las imágenes— pueden revelar mucho más que una simple preferencia estética: pueden ser un reflejo, consciente o no, de nuestra verdadera naturaleza.NA