Quienes han tenido la dicha de compartir su vida con una mascota saben que el vínculo que se forma con esos seres no desaparece cuando dejan de estar físicamente. En el Día de Muertos, muchas personas eligen rendirles homenaje colocando una ofrenda especial para sus animales de compañía, una tradición que combina cariño, memoria y gratitud.Los elementos del altar pueden variar según las costumbres de cada persona, pero existen algunos componentes que se consideran esenciales para recordar a ese compañero fiel. De acuerdo con el Hospital Veterinario Bruselas, estos son los principales:Cada altar puede adaptarse a los gustos personales y al tipo de relación que se tuvo con la mascota, lo importante es que refleje el amor y el agradecimiento hacia ella.En los últimos años, se ha popularizado la costumbre de montar la ofrenda el 27 de octubre, fecha dedicada a los animales que partieron. Sin embargo, en comunidades más tradicionales de México aún se cree que las almas de los animales acompañan a los difuntos humanos el 1 y 2 de noviembre, aunque en el pasado no se referían a las mascotas domésticas como las entendemos hoy.Colocar una ofrenda en honor a una mascota es una manera simbólica de mantener vivo su recuerdo y revivir los momentos felices compartidos. Para muchos, es también una oportunidad de sentir su presencia una vez más en estas fechas.En tiempos antiguos, algunas culturas prehispánicas atribuían a los perros un papel espiritual: se creía que eran guardianes y guías que acompañaban a las almas en su viaje hacia el más allá.El investigador Raúl Valadez Azúa, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, explica que los perros llevan tanto tiempo junto al ser humano (entre 15 mil y 18 mil años) que nuestra especie prácticamente no concibe su historia sin ellos.Así, la ofrenda de Día de Muertos para mascotas no solo es un gesto de amor, sino también un recordatorio del lazo profundo y milenario que une a los animales con las personas.BB