Cualquiera que le guste los autos lo suficiente como para leer la ficha técnica de uno, sabe que la CX-90 entra en territorio de autos de lujo con una plataforma de tracción trasera y un motor de seis cilindros en línea, lo que se confirmará cuando la maneje. Pero el que espera un salto similar en el interior, tal vez no se sienta tan complacido.Que no se mal interprete. Por dentro la CX-90 es un magnífico vehículo, que mejora mucho con relación a su ya buena antecesora, la CX-9. Tiene detalles como piel Napa en los asientos y partes de la puerta, consola y tablero. La pantalla central ahora se ubica en una posición que se ve y se mira de manera más natural. El Head Up display es tres veces mayor que antes. Es el primer vehículo de Mazda en contar con techo panorámico y el confort de los asientos es muy bueno en las dos primeras filas y aceptable en la tercera. Es de las pocas en su segmento que puede transportar hasta a ocho ocupantes. Verás que también tiene Car Play y Android Auto inalámbricos, pero hay que observar que durante nuestra prueba en las afueras de Manhattan, en Nueva York, la conexión con un iPhone falló al menos dos veces. El conjunto pone a la camioneta en la parte superior de su clase, para algunos estará incluso en la cima. Pero nos pareció que la evolución interior fue menor que la mecánica.Diversión y comodidadEl motor tiene 3.3 litros, es turbo y mild hybrid, con 48V. El sistema de cilindros en línea hace que esos suban y bajen en pares, lo que disminuye las vibraciones comparado a un V6. Primera señal de refinamiento. La segunda es que la caja ahora es de ocho cambios y doble embrague, húmeda, lo que hace que los cambios sean mucho más rápidos.El propulsor eléctrico eroga 17 caballos de fuerza y 112 libras-pie de torque -lo mismo que un Mazda 2- y prácticamente elimina la espera para que los 340 caballos y las 369 libras-pie de torque lleguen a las cuatro ruedas. Ese torque, en condiciones normales, manda 70% de ese poder al eje posterior, facilitando el trabajo de la rápida, precisa y comunicativa dirección.Al arranque, la CX-90 se siente un poco pesada. El conductor que no se atreva a presionar más fuerte el acelerador, podrá confundir esto con falta de fuerza. Pero el valiente que lo haga, sentirá la deliciosa sensación opuesta, es decir, de que el motor nunca queda a deber, sin importar qué tanto sea exigido.La suspensión también está ajustada con la misma precisión que un maestro japonés usa para hacer una espada katana. Los frenos son tan sólidos que un mínimo torque los hará morder los discos con la fuerza de un campeón de sumo. Su respuesta, sin embargo, hace difícil en tráfico urbano, modularla para que evitar los cabezazos en los semáforos.La CX-9 es bonita, imponente, rápida, cómoda y segura, sólo no esperen que esté en el nivel de una GLE o de una Q7.Sergio Oliveira/Nueva York
