Domingo, 19 de Enero 2025
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Tres frases que dañan la autoestima, según la IA

El uso repetido de estas frases puede tener efectos duraderos en la autoestima, afectando las relaciones personales y a la salud mental

Por: Ámbar Orozco

Si no puedes fomentar una comunicación empática, aplica la del conejito Tambor:

Si no puedes fomentar una comunicación empática, aplica la del conejito Tambor: "Si al hablar no has de agradar, lo mejor será callar". UNSPLASH / Birmingham Museums Trust

La autoestima es uno de los pilares en nuestra relación con el mundo; la manera en que nos percibamos nos afectará para bien o para mal. ¿Qué es el autoestima? Primero, no podemos hablar de ella en singular, no es una sola emoción como la ira o la tristeza. No, se trata de un conjunto de sentimientos, autopercepciones y pensamientos dirigidos hacia nuestra manera de ser. 

Bajo este contexto, también hay que entender a la autoestima como una construcción social, pues el entorno que no rodeé sí afectará —en una medida  extensa o mínima— a nuestra percepción. No es lo mismo, ni por asomo, crecer en un entorno familiar donde las palabras más amables que puedan escucharse sean: “cállate”, “siempre la cagas”, “lo que me faltaba”. 

Porque, aunque breves, las palabras son el medio de comunicación capaz de fortalecer la psique de una persona o destruirla.

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Existen ciertas expresiones que suelen ser particularmente dañinas debido a su capacidad para socavar la confianza, generar dudas o perpetuar inseguridades. Por lo tanto, consultamos con la Inteligencia Artificial, ChatGPT, cuáles consideraba que eran las frases que más herían la autopercepción de una persona. 

"No sirves para nada."

Al ser una sentencia categórica, ataca directamente el sentido de valor personal de una persona. Sugiere que alguien carece de habilidades, utilidad o importancia, por lo que se genera un impacto emocional devastador. Las personas que escuchan esta frase de manera constante, especialmente en la infancia o en relaciones cercanas, pueden interiorizarla como parte de su identidad, desarrollando una baja autoestima crónica.

“Ojalá fueras más como...”

Comparar a alguien con otra persona, especialmente de manera despectiva, es una de las formas más comunes de minar la autoestima. Este tipo de comparación erosiona la percepción de unicidad e individualidad, al tiempo que pone al receptor en una posición constante de comparación desfavorable. Puede desencadenar autocrítica excesiva, desconfianza en las relaciones y dificultad para establecer una identidad propia.

“Nunca haces nada bien, ¿verdad?”

Es un juicio totalizador que socava la motivación para intentar nuevas cosas o esforzarse por mejorar, ya que transmite la idea de que el fracaso es inevitable y permanente. Las personas que reciben este mensaje con frecuencia pueden desarrollar miedo al fracaso, inseguridad en la toma de decisiones y una tendencia a evitar desafíos por temor a confirmar las expectativas negativas.

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AO

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