Cuando Mary Shelley escribió Frankenstein o el moderno Prometeo a comienzos del siglo XIX, probablemente no imaginó que su criatura -un ser de dos metros y medio, piel amarillenta, labios negros y mente en formación- trascendería los siglos y mutaría en decenas de versiones. Nació como un ejercicio literario entre amigos, una historia para pasar una tormenta en Suiza, y terminó convirtiéndose en un mito fundacional del terror moderno.Su primera aparición en el cine se remonta a 1910, en un cortometraje mudo producido por Thomas Edison. Aquella versión pionera, hoy perdida, dio inicio a una extensa cadena de reinterpretaciones que, más de un siglo después, sigue vigente con la esperada adaptación del realizador tapatío Guillermo del Toro, que llega hoy a salas de cine de arte y, a partir del 7 de noviembre, estará disponible en Netflix. A lo largo de 115 años, el monstruo ha adoptado múltiples formas, cada una reflejando de manera única la época en que fue creada.En 1931, Boris Karloff dio vida al icónico “Frankenstein” de Universal Pictures bajo la dirección de James Whale. Con su piel verdosa, tornillos en el cuello y caminar torpe, se convirtió en la imagen más reconocible del personaje. La película, más breve y accesible que la novela, definió la estética del cine de terror clásico y dio pie a una secuela memorable: “La novia de Frankenstein” (1935).En 1957, los estudios británicos Hammer reinventaron la historia con “La maldición de Frankenstein”, protagonizada por Christopher Lee y Peter Cushing. Filmada en color, apostó por una visión más violenta y visceral. Aquí la criatura es brutal y trágica, y su creador un científico obsesionado al borde de la locura. La década de los setenta trajo contrastes curiosos. En 1974, Mel Brooks presentó “El joven Frankenstein”, una parodia brillante que reinterpreta los clichés del terror con humor y elegancia. Ese mismo año, México aportó su toque con “Santo y Blue Demon contra el doctor Frankenstein”, donde los legendarios luchadores enfrentan al nieto del célebre científico. En esta versión delirante, el ayudante del villano fue interpretado nada menos que por Rubén Aguirre, el querido “Profesor Jirafales”.Ya en los noventa, 1994 ofreció una versión más ambiciosa con “Frankenstein de Mary Shelley”, dirigida por Kenneth Branagh y protagonizada por Robert De Niro. Esta adaptación intentó ser la más fiel al texto original, mostrando a la criatura como un ser sensible e incomprendido, aunque la crítica la consideró excesiva en su dramatismo y puesta en escena.Décadas después, Tim Burton rindió su propio homenaje con “Frankenweenie” (2012), una encantadora película animada en stop motion donde un niño revive a su perro. Más que una parodia, es una carta de amor al cine clásico de monstruos y a la idea de que el cariño puede vencer a la muerte.Y ahora, 2025 recibe una nueva reencarnación del mito. En la versión dirigida por Guillermo del Toro, el actor Jacob Elordi interpreta al monstruo desde una mirada más humana, introspectiva y emocional. Una lectura contemporánea que promete devolver al personaje su esencia trágica: la del ser que busca amor en un mundo que lo teme. CT