“La energía de los mexicanos es increíblemente intensa, amamos venir a México”, confesó Eicca Toppinen, uno de los fundadores de Apocalyptica, al hablar sobre el entusiasmo que la banda finlandesa siente cada vez que pisa territorio nacional. Más de 25 años después de su primera visita, el grupo de metal sinfónico regresa a Guadalajara.La banda se presentará el próximo 25 de noviembre en el Auditorio Telmex, a las 21:00 horas, con boletos que van de los 600 a los dos mil 200 pesos, en un espectáculo que combinará composiciones originales con versiones sinfónicas de clásicos del rock y el metal. La agrupación -reconocida por su inusual mezcla entre la fuerza del metal y la elegancia de la música clásica- llega a México como parte de su gira Plays Metallica Vol. 2, con la que dan continuidad al icónico proyecto que los lanzó a la fama mundial en 1996.Durante una conferencia de prensa en la que participaron Toppinen y Paavo Lötjönen, la banda habló sobre su vínculo con el público mexicano, los desafíos de reinterpretar la música de Metallica y la importancia de mantener viva la emoción en el escenario. “Regresamos a México porque de verdad amamos tocar aquí, amamos a nuestros fans mexicanos. La mayoría nos conoce por nuestras versiones de Metallica, pero también traemos cosas del disco nuevo”, adelantó Toppinen.El regreso de la agrupación a México se da tras su última visita en 2024, y aunque la distancia entre giras suele depender de la logística internacional, la banda asegura que el país siempre ocupa un lugar especial en su itinerario. “Pasó algo de tiempo, pero es un poco difícil adecuar las fechas. Apocalyptica es una banda internacional, tocamos en muchos lugares. Sin embargo, la Ciudad de México es donde hemos ido más recientemente y con más prioridad, pero estamos ya aquí de vuelta”, explicó Paavo Lötjönen.El grupo, formado en Helsinki en 1993, se ha consolidado como uno de los proyectos más innovadores del metal contemporáneo. Con tres chelistas formados en música clásica y un baterista que aporta el pulso rockero, Apocalyptica transformó la percepción del chelo en la escena internacional. Su estilo, que fusiona virtuosismo técnico y energía cruda, ha conquistado escenarios de todo el mundo y los ha convertido en pioneros de un género único.Sobre el magnetismo que la música finlandesa genera entre los mexicanos -con ejemplos como The Rasmus, Nightwish o Children of Bodom-, Toppinen reflexionó. “Sería un cliché decir que es por la oscuridad del país, pero creo que la música finlandesa es más melancólica. En Finlandia, cuando las notas están en menores, la música suena más triste, y tal vez eso conecta con los mexicanos. Al parecer, les gusta esa melancolía”.El público mexicano, dice el músico, ha sido un pilar importante para la banda desde finales de los noventa. “Empezamos a venir a México a finales de los 90 y la verdad nos acogieron muy bien. La energía de los mexicanos es increíblemente intensa. No solo he venido a México a hacer conciertos, también es mi lugar favorito para vacacionar. Desde la perspectiva de Apocalyptica es increíble venir a ver a los fans mexicanos, nos encanta venir. No hemos tenido ninguna experiencia negativa aquí”, subrayó Toppinen con una sonrisa.Desde su debut discográfico con “Plays Metallica by Four Cellos”, Apocalyptica se ha distinguido por reimaginar la música del cuarteto californiano. Sin embargo, el proceso creativo no siempre ha sido sencillo. “Al inicio, en nuestro álbum de 1996, hubo partes que se nos dificultaron traducir al chelo”, recordó Toppinen. “Para este nuevo álbum hemos traído una nueva perspectiva. Hicimos algunos cambios a la música de Metallica porque necesitábamos algo fresco. Tenía que pasar naturalmente. Algunas canciones son más difíciles de traducir, pero buscamos que nuestras versiones sean emocionantes”.La reinterpretación, afirma, va más allá de la técnica. “Cuando vemos a Metallica hacer su performance, tomamos el sonido, lo adaptamos al chelo y tratamos de capturar esa energía. No es solo copiar, es reinventar. Queremos que el público sienta que algo nuevo está ocurriendo”.El secreto de la banda asegura Lötjönen, está en conectar emocionalmente con la audiencia más que en la perfección técnica. “Hay una razón por la que practicamos, y esa razón es que cuando toquemos no estemos pensando en tecnicismos. Así podemos concentrarnos completamente en la parte emocional y conectar con la audiencia”, explicó. “La magia de los conciertos en vivo es ese factor que hace que la gente se junte en el mismo espacio y experimente la misma energía. Por eso lo hacemos”. Esa conexión, dicen, es lo que mantiene viva la esencia de Apocalyptica después de tres décadas de trayectoria. “Durante la pandemia tuvimos que hacer conciertos en línea, y fue horrible porque no podíamos leer a la audiencia. Es importante ver a la gente a los ojos, ver sus reacciones. Esa retroalimentación es lo que nos inspira en el escenario”, compartió Toppinen.Sobre la tendencia actual de incorporar lo sinfónico en la música popular -como lo han hecho artistas como Rosalía o Metallica junto a orquestas-, el grupo prefiere no encasillar su propuesta en etiquetas. “No quiero meterme mucho en cuanto al desglose de los géneros, pero creo que es muy bueno que en diferentes estilos haya cosas nuevas y estén haciendo cambios. También en la música clásica están ocurriendo transformaciones”, comentó Lötjönen.Para Apocalyptica, la experimentación es una necesidad creativa. “Siempre hemos estado interesados en colaborar con distintos tipos de música, incluso electrónica. Es genial que la gente tenga el coraje de probar cosas nuevas. No todo tiene que ser perfecto desde el inicio; lo importante es intentarlo”, señaló Toppinen. “El secreto es hacer lo que nos excite, lo que nos dé ese júbilo del momento. Así es como funciona Apocalyptica”.La banda no descarta futuras colaboraciones con artistas mexicanos. “Hemos colaborado con Erik Canales, de Allison, pero ahora estamos centrados en The Warning, con quienes nos gustaría hacer algo juntos”, adelantó.“Podríamos tocar 100 shows en un año solo por esa sinergia con la audiencia”, dice Toppinen. “Cuando nos subimos al escenario, es como una corriente de agua. La música fluye, y nosotros nadamos en ella junto con el público. Esa es la verdadera magia”.