Sábado, 15 de Noviembre 2025

“Exupérium”: la obra que rompió barreras vuelve al Degollado

La compañía Danza Aptitude conmemora 20 años de inclusión con una versión renovada de “El Principito”

Por: El Informador

Ariel López Padilla (derecha), integrante del consejo artístico de Danza Aptitude, participa en la nueva edición de “Exupérium”. CORTESÍA

Ariel López Padilla (derecha), integrante del consejo artístico de Danza Aptitude, participa en la nueva edición de “Exupérium”. CORTESÍA

En 2005, el Teatro Degollado abrió su escenario a un experimento escénico que, sin saberlo entonces, se convertiría en uno de los proyectos de inclusión artística más persistentes y emotivos del país: “Exupérium: El Universo de ‘El Principito’”, producción de la compañía jalisciense Danza Aptitude, de Isela Saldaña, pionera en la creación de espectáculos profesionales protagonizados por artistas con discapacidad. Aquella primera versión de “El Principito” inauguró un camino que hoy, dos décadas después, ha evolucionado hasta convertirse en “Exupérium”, un universo completo de historias inspiradas en la obra de Saint-Exupéry.

“Exupérium” invita a redescubrir la célebre frase “lo esencial es invisible a los ojos”, pero desde un territorio expandido: un lenguaje donde la danza, el teatro y los recursos multimedia se entretejen para construir un viaje sensorial por planetas, emociones y preguntas humanas. La propuesta llega completamente renovada, con nuevas coreografías, una escenografía inmersiva y la participación de niñas, niños y jóvenes con discapacidad formados en los programas de educación artística inclusiva de Danza Aptitude.

Lejos de presentarlos como excepción, el montaje los reconoce como artistas en pleno derecho: intérpretes que transforman la escena y desafían los límites tradicionales del cuerpo en movimiento.

“En todos estos años, lo que más me ha sorprendido es cómo este proyecto se ha ido nutriendo de cada persona que llega. No es un esfuerzo individual, sino una construcción colectiva donde todos, desde los estudiantes más pequeños hasta los artistas con mayor trayectoria, dejan una huella que transforma por completo la puesta en escena y el sentido del proyecto”, explica Isela Saldaña para EL INFORMADOR

“Nuestro ‘Principito’ ya no es el mismo de antes. Durante muchos años hicimos la versión tradicional que el público conocía, pero ahora, con ‘Exupérium’, estamos abriendo un universo completo que permite que cada artista aporte algo nuevo. La idea es que cada montaje tenga un giro distinto, que respire la experiencia de quienes se suman e incluso que dialogue con nuevos lenguajes escénicos”.

En esta edición participan Ariel López Padilla -miembro del consejo artístico de la asociación-, el tenor internacional Rodrigo García Arroyo y el actor y cantante Marcos Valdés, cuya presencia aporta humor, frescura y un vínculo especial con el público infantil. “Marcos tiene esta chispa que conecta de inmediato con los niños”, cuenta Isela. “Él ha doblado muchísimas películas infantiles, así que muchos ya reconocen su voz. Y además trae una energía muy alegre. Su personaje, el Zorro, canta en vivo, juega, rompe con la sobriedad que teníamos antes y le da al espectáculo una frescura muy especial que necesitábamos”.

Un regreso simbólico

Volver al Degollado es, para Isela, un gesto profundamente simbólico. La función del 25 de noviembre promete más que un montaje escénico: es una celebración de veinte años de trabajo continuo, un recordatorio de que la inclusión no se proclama, se practica; y que la escena, cuando se abre, permite que otras voces y otros cuerpos resignifiquen nuestras formas de mirar. “El Principito” fue el vehículo para lograr todo esto, pues es una historia universal que habla de lo esencial, de lo invisible, de ver con el corazón. Y eso conecta directamente con lo que la compañía buscaba transmitir sobre inclusión: “El Principito” les permitió explicar, de una manera muy sensible, eso que querían decir como proyecto.

“Es muy emocionante, porque este teatro fue testigo de nuestra primera versión hace veinte años. Volver ahora, con todo lo que hemos crecido, con todo lo que el proyecto ha significado para tantos niños, es muy especial. Pero también es un compromiso enorme, porque el público espera ver algo profesional, algo digno, algo que esté a la altura del escenario”, dice Isela. “Invito a todas las familias, especialmente a las que tienen un integrante con discapacidad, porque esta función está diseñada para que puedan disfrutarla sin barreras. Pero también invito a las familias que nunca han convivido con la discapacidad. La inclusión se enseña con experiencias, no con discursos. Y creo que esta obra puede sembrar una semilla muy importante en los niños sobre cómo ver al otro, cómo abrir espacio, cómo convivir desde la sensibilidad y el respeto. Creo de verdad que será una experiencia inolvidable”.

Una tarea urgente en México

En México, según cifras del INEGI, más de 20 millones de personas viven con alguna discapacidad o limitación funcional, es decir, cerca del 16% de la población. Aun así, menos del 2% de los espacios culturales cuenta con programas formativos o escénicos pensados para la participación activa de artistas con discapacidad. 

La experiencia de Danza Aptitude subraya algo que los especialistas vienen repitiendo desde hace años: el arte no es solo un vehículo estético, sino una herramienta terapéutica, educativa y comunitaria que transforma la salud emocional y fomenta la inclusión desde el encuentro, no desde la asistencia.

Aunque hoy la inclusión es tendencia global, Isela Saldaña señala que el camino ha sido largo y, en muchos momentos, solitario. Pero eso nunca la ha llevado a desistir.

“Hace treinta años hice mi primer grupo con jóvenes con síndrome de Down y básicamente no había espacios donde pudieran formarse en artes. Y lo triste es que hoy, después de tanto tiempo, el porcentaje sigue siendo mínimo. Eso habla de un rezago enorme, pero también de la necesidad de insistir, de abrir camino y de demostrar que sí se puede”.

El proyecto nació de una mezcla íntima de experiencias personales y profesionales. “Cuando era bailarina, tuve la fortuna de trabajar con directores muy visionarios. Una de ellas hacía proyectos sociales cuando nadie hablaba de inclusión. Luego estuve en Cuba, donde conviví con una familia que dedicaba su tiempo al trabajo psico-voluntario. Y desde niña tuve a una tía con síndrome de Down, con quien esperaba convivir cada Navidad porque era lo más especial para mí. Todas esas vivencias se fueron juntando hasta que entendí que esto era lo mío. Que cuando terminara mi carrera quería dedicarme a abrir espacios que casi no existían”.

“Pude haber abierto una academia de ballet como hacen muchas bailarinas cuando se retiran”, admite Isela. “Pero sentí que ese no era mi camino. Quise dedicarme a esto porque lo necesitan, porque transforma vidas y porque también me transforma a mí cada día. Es maravilloso ver cómo el arte se vuelve un refugio, una herramienta y un lenguaje para los niños. Te das cuenta del impacto real que puede tener un proyecto así”, agrega.

Sede, horario y día

“Exupérium” se presentará el próximo 25 de noviembre, a las 19:00 horas, en el Teatro Degollado. Función única. Boletos desde $120 pesos en taquillas y en boletomovil.com.

CT

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