La participación de Joan Manuel Serrat en la FIL Guadalajara estuvo marcada por un momento tenso cuando, durante el encuentro “Mil Jóvenes con…”, el cantautor abandonó momentáneamente el Auditorio Juan Rulfo debido al ruido proveniente del exterior. Decenas de personas que no pudieron ingresar, al encontrarse el recinto lleno, permanecieron en los accesos gritando consignas como “¡Queremos a Serrat!” y “¡Sí cabemos!”, lo que dificultó el desarrollo del diálogo.“Les agradezco a todos, yo he hecho muchos kilómetros por estar aquí, hoy era un día extraordinario, para mí, de mucha ilusión, pero es imposible tener un acto de un calado afectivo con un alboroto como el que hay ahí fuera, no es culpa mía, perdonen ustedes, buenas tardes”, sentenció el cantante. Una vez restablecido el orden y con las puertas cerradas, Serrat reanudó la charla, donde retomó uno de los temas centrales de su pensamiento.Joan Manuel Serrat retomó en la FIL Guadalajara un viejo tema que, según dijo, acompaña su vida desde siempre: el Mediterráneo como territorio de memoria y conflicto. Frente a Benito Taibo, el músico afirmó que ese mar “ha sido un puente de culturas y un mundo a través del cual se han transmitido de civilización en civilización gran parte del pensamiento”, aunque hoy observa un cambio profundo que lo interpela.El diálogo comenzó de manera ligera, cuando ambos recordaron colores y emblemas de un club de futbol. Serrat evocó a sus antiguos jugadores de los años setenta: “Siempre me emocionaron aquellos colores negros, rojos y amarillos tan bellos. He aquí unos jugadores negros que tenía en los años 70 que eran una maravilla”. Taibo respondió con un comentario breve: “A ver si conseguimos que vuelva el equipo arriba”. Tras ese arranque, la conversación entró de lleno al Mediterráneo.Taibo lo planteó como “cuna de civilizaciones y lugar de intercambio de culturas”, pero también como un espacio marcado por muertes recientes. Serrat desarrolló esa idea con una reflexión extensa sobre el deterioro de la zona.“El Mediterráneo es probablemente el mar más contaminado del mundo. Nadie lo diría viendo aquellas playas tan bellas. El mar más sobreexplotado en pesca y en turismo”. Añadió que esa crisis también se ha vuelto un signo de la migración contemporánea: “Se han unido a las lágrimas de este mar la muerte de tanta gente que… se echó a aquel mar tratando de encontrar un lugar mejor para que crecieran sus hijos”.Durante varios minutos, el cantautor habló de las políticas europeas hacia quienes intentan cruzar. Señaló que “Europa como tal no ha tenido un comportamiento solidario” y que miles de personas han sido “condenadas” a rutas peligrosas. Describió las travesías como un doble riesgo: primero los traficantes, “que les sacan hasta el último gramo de posesiones”, y después “la persecución de los barcos de los ejércitos de Europa”.Serrat también mencionó los convenios entre la Unión Europea y gobiernos del norte de África para frenar los desplazamientos. Según dijo, generan “campos de concentración cercados para esta gente”, convertidos en una fuente de ingresos. En su diagnóstico, el fenómeno migratorio es usado políticamente: “Vivimos en una época muy miserable y los gobiernos poderosos tienen en la inmigración un caldo de cultivo favorable para la derecha”."La paz y la libertad se basan en respetar al que piensa diferente a ti, la libertad no es que ocurran las cosas que a ti te gustaría que ocurrieran, ni que sean rápido y que sean fáciles, no, la libertad es otra cosa, la libertad es que el pensamiento ajeno sea respetado por ti""Las democracias están siendo desprestigiadas constantemente, la derecha y ultra derecha diariamente manda mensajes sin parar, tratando de desprestigiar un régimen representativo, y la gente trata por angustia sobrevivir cada día. A pesar de este pesimismo que estoy transmitiendo, creo en mi optimismo y en la fé todos los días, sobre todo en tratar de desenmascarar a todos los farsantes”.Por otro lado, a la pregunta de una jovencita sobre la poesía, Joan Manuel Serrat reveló que la conoció por el amor, pero admitió que el amor por la poesía en estos tiempos no genera dinero, pero sí mucho placer.El diálogo cambió de rumbo cuando Taibo recordó una frase de Borges sobre la poesía y le preguntó para qué sirve cantar. Serrat respondió entre pausas: “La canción y el gusto de cantar… es algo que va unido a la humanidad. Cantamos siempre, mejor o peor, pero cantamos”. Defendió que nadie debería ser limitado por “cantar mal” y recurrió a una anécdota familiar: “Tengo un yerno que canta una tercera por debajo siempre… hay gente que desconoce cómo sube o baja una melodía”.Ante la insistencia sobre a quién le canta, cerró con una invitación: “La mejor manera de saber cómo canta alguien… requiere un pequeño esfuerzo: procurarse un aparato de reproducción, poner un disco, un CD o Spotify. Tómense ustedes el pequeño esfuerzo de escucharme y quizá se enterarán”.SV