Dentro de las actividades de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) se llevó a cabo el conversatorio “¿Cuál es y cuál debería de ser la relación del periodismo con la memoria?” en el cual participaron el periodista Diego Enrique Osorno y la socióloga argentina Elizabeth Jelin donde Omar García Santiago fungió como moderador, quienes hablaron acerca de cómo otros vehículos como lo audiovisual, lo documental y la crónica conectan con el periodismo para incentivar la memoria y así afrontar al presente.“La memoria no es el pasado, la memoria es el sentido del pasado en un presente, siempre en función de un horizonte futuro, nadie va a traer recuerdos solo por el recuerdo en sí mismo, pero por lo general sí hay una parte que puede ser de homenaje a víctimas, por ejemplo, con sentido de memoria, con influencia y que den futuro, pero horizonte no”, expresa Elizabeth.“Y ahí es donde están los conflictos, porque las distintas interpretaciones del pasado van en función de horizontes de futuro”, comparte. Y pone como ejemplo el punto medular en el que se encuentra la extrema derecha, que ha estado posicionándose y convirtiéndose en una tendencia global que ha llegado a países como Argentina y ahora Estados Unidos.“Además, debo decir que los periodistas del día a día le están dando mucha más importancia y centralidad a los procesos económicos y muchísimo menos a crónicas de sufrimiento, porque ‘la gente se las arregla’, pero crece el hambre y la mortalidad infantil. Porque en el día a día el protagonista es el presidente (en el caso de Argentina), quien siempre hace algún gesto o expresión para estar en el centro de la atención. Vivimos un momento muy fuerte de embate a los derechos, al feminismo y todos los logros que se han ido construyendo, estamos en un momento de mucho peligro. La memoria no es pasado, es la interpretación del pasado en un presente en función del escenario de ese presente y siempre con un horizonte de futuro”.En ese sentido, Elizabeth resalta que se dan verdades fácticas donde cuentan los sentimientos y las subjetividades de quienes son portadores de eventos del pasado. “Queremos reconocer que hay verdades y hechos en tal día y tal lugar, pero hay otras verdades y falsedades que son parte de esa imaginación de futuro deseado, porque el falsear ciertas cosas que pasaron ayuda a construir una imagen de éste que permitan imaginar o llevar adelante proyectos de futuro”. Por eso es que también el fenómeno de las fake news ha cobrado relevancia.Por su parte, Diego Enrique Osorno, quien es un periodista que también se ha desarrollado como escritor y documentalista, a la pregunta de cómo es el tratamiento que le da a sus fuentes cuando hace su trabajo para retratar lo más fiel posible la realidad, respondió que es un cuestionamiento que se hace todos los días, “me desconciertan los sucesos que se van registrando y las palabras que tenía ya siento que no sirven para describir (el hecho), como soy periodista, se supone que yo le tengo que ayudar a la sociedad a explicarle. Entonces, me siento derrotado. Y en parte por esta situación, es que de alguna manera me he ido a los años 90 a trabajar, una época donde yo era joven y donde ocurrieron momentos cruciales para lo que somos hoy en día. Y en donde incluso, muchos de los actores, discursos, grupos e intereses que hoy se presentan con una máscara, tienen su verdadero rostro en esta época”.Así que para el periodista una manera de encarar el presente, ha sido sumergirse en este ejercicio del pasado y la memoria. “Sí trabajo fácticamente mucho”. Puso como ejemplo la serie documental en la que participó sobre el asesinato de paco Stanley en 1999, un presentador y comunicador de televisión con gran relevancia en México. Cuando le hicieron la propuesta para liderar el proyecto, expresa que sobre los años 90, él tenía anotaciones del año 94 con pistas que conectaban con este crimen. “Eso me hizo pensar el tomar en serio la propuesta, me generó mucha duda y al mismo tiempo atracción, porque quienes me hacían la propuesta eran jóvenes productores que trabajaban para Televisa, que en esos años, la televisora era mucho más hegemónica, con muchos intereses, y era prácticamente el aparato de comunicación social del gobierno, del régimen”.Pero le dieron libertad total para abordar el proyecto documental, la cual se le respetaron hasta el último momento donde además tuvo acceso al archivo audiovisual de la televisora, “era muy importante para mí no solo meterme en la parte criminalística, sino que lo que más me alentaba era el contexto social y político”. En ese sentido, el personaje que le llamó la atención fue Mario Bezares quien fungió como chivo expiatorio del caso, y hacer este documental permitió que se le diera una visión menos estigmatizante del conductor por parte de las autoridades y los medios.* * * Mantente al día con las noticias, únete a nuestro canal de Whatsapp * * *OB