Recuerdos estridentes

MORELIA, MICHOACÁN (24/OCT/2010).- Si existe una cualidad en Alfredo Gurrola, director de Borrar de la memoria, ésa es la paciencia. Y es que su película anterior como realizador, La revancha, se estrenó en 1985.

La prolongada pausa profesional le sirvió para darle forma con sumo cuidado al proyecto que ahora presenta, una película que comenzó a escribirse en el 2001 bajo la pluma del guionista Rafael Aviña.

Borrar de la memoria relata la historia de Germán Acosta (Adalberto Parra), un periodista que se encuentra escribiendo un libro sobre un crimen jamás resuelto: El de la muerte de Diana Inés (Diana García), cuyo caso es conocido como el de La empaquetada, quien fuera brutalmente asesinada en 1968, semanas antes del movimiento estudiantil ocurrido en la capital del país.

“La historia nace a partir de un suceso real que está enclavado en una época muy importante en la Historia del país. No sólo por los sucesos del movimiento estudiantil de 1968 o las Olimpiadas. En esa década sucedieron cosas muy fuertes, en especial de esa transición que hizo México de un país amable y sociable al país que tenemos ahora, 1968 es un punto fundamental en ese cambio”.

Escribir, escribir y escribir

Rafael Aviña, el encargado del guión, se tomó ocho años en terminarlo, siempre con la colaboración cercana de Alfredo Gurrola. Incluso después de haber puesto el punto final, el escritor se presentó todos los días en las locaciones de rodaje para hacer los ajustes que fueran necesarios.

Aunque está basada en una historia real, Borrar de la memoria tuerce los hechos para ganar fuerza dramática, como lo explica el propio guionista. “Lo fascinante o brutal del caso es que el crimen de La empaquetada jamás se resolvió. Sorprendió a la sociedad porque en su momento era el homicidio más brutal en la historia del país, yo tenía seis años cuando ocurrió aquel delito y se quedó en mi memoria. Trasladé el caso a 1968 y la mujer ya no es una estudiante más, sino una activista política. Así la historia obtuvo la chispa y el fondo para ser contada en el cine”.

''Traicionar al espectador es el peor pecado en el cine y yo como director soy su primer representante''
Alfredo Gurrola, director.

EL INFORMADOR / FRANCISCO GONZÁLEZ