Viernes, 27 de Diciembre 2024
Cultura | El escritor chileno presenta un performance titulado ''Susurrucucú paloma''

Pedro Lemebel y el género bastardo

El escritor chileno presentará: ''Háblame de amores'', en el Pabellón de Chile de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2012

Por: EL INFORMADOR

Acto. El autor ofreció un performance en su presentación en el marco de la FIL, lo que significó su tercera visita a la cudad.  /

Acto. El autor ofreció un performance en su presentación en el marco de la FIL, lo que significó su tercera visita a la cudad. /

GUADALAJARA, JALISCO (28/NOV/2012).- Era el "maricón de la crónica". Él lo dijo así, a las sombras del salón. Ahí estaba, sentado como una deidad, respirando como cualquier mortal. Pedro Lemebel.

Ese chileno. Ese escritor de barrio. Ese que, de vez en cuando, camina montado en tacones, y jamás deja su cabeza al aire. Ese sabio para unos, una loca para otros.

El Salón 1 de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, a punto de colapsar. Minutos antes, todos confundidos. Todos querían ingresar, ver y conocer de cerca a Lemebel. Las instrucciones parecían mandamientos: no corro no grito no empujo. Teléfonos apagados. Nadie sale hasta que el acto de Pedro Lemebel culminara.

Fue un performance titulado "Susurrucucú paloma". No hubo zancos, ni maquillaje, ni bailes. Pedro habló como quiso. Nadie lo interrumpió.

Era el perfecto instante. El momento para fecundar la mente con sus palabras sublimes, tan ordinarias y poco usadas. No actas para insensibles.

El espectáculo iniciaba. Una pantalla de movimientos vivos al fondo, visualizando los textos de Lemebel. Ahí estaba el retrato de una mujer. Sonriente. Pedro habló sin voz. Sus cuerdas vocales estaban alteradas. El doctor hizo magia, pues el exceso de tabaco, alcohol, el cantar fuerte el rock, y la marihuana, amenazaron con dejarlo mudo. Callado.

Pero no importó. Pedro emprendió una narrativa con su voz rasposa. Con una garganta apretada y arenosa. Leyó "Mamá pistola". Él, vestido de negro, era alumbrado de colores ámbar a su espalda.

Contó la historia de un fetiche, de unas piernas, de un balazo, de una esquina. De su padre, un as de la rayuela. De su madre, tan linda, tan sencilla, tan homicida. La madre mató al padre.

El público atento, inquieto, con las manos en la boca. Con las uñas en los dientes, o pellizcando los pulgares. De repente, el guión se alteró. El audio falló y un sonido se adueñó del silencio, de la improvisación.

Pedro Lemebel lo tomó a gracia, hizo muecas, mímica que causaron un torrente de aplausos ante inesperado suceso.

Pedro lo advirtió. No había más opción, había que entenderlo con esa voz de lija y rama seca. Había que abrir los oídos. Era él, tan hombre físicamente, y tan dama en su expresar con una voz de rugido.

Contó sus anécdotas. "Mi vida siempre ha sido así, al revés". Recordó su primera llegada a la FIL, a esta curiosa ciudad, donde bromeó al decir que no había visto a ningún pobre, que a él no le pagan por venir, venía gratis.

Habló de todo y nada. De Carlos Monsivás, aquel que confió en sus textos, de aquel que defendió su crónica. Sus historias nacidas en Santiago.

Unos escuchaban con los ojos cerrados, cejas con la expresión levantada y la frente reflexiva. De pronto, Pedro Lemebel, ante aun auditorio lleno, expresó: "Corazón y culo nunca me van a faltar", mientras el público se distraía entre onomatopeyas lanzadas anonimamente con algunos "Shhhhhh. Shhhhh". Cortos y largos, ante el murmullo y las risas.

Pasó a leer el segundo texto: Concierto de la bella mar, un encuentro con el encanto marino, luego dijo que "los presidentes pasan como las olas del mar". El público aplaudió. Quién sabe por qué.

Compartió parte de su vida. Aseguró que no había sido nada agradable vivir los últimos cuatro años en "Chilito" pues se quedó sin trabajo, sin proyecto.

"Decían que yo era el maricón de la crónica, de un género bastardo. Ahora está de moda y todos escriben grandes crónicas. Yo no tengo libros, ningún libro. Me los fumo (...) Yo estaba deprimido. Soy una voz que compite con todos los ruidos de la ciudad".

La hora transcurrió. Jugueteó con sus hojas y empezó el tercer acto, de su encuentro con el actual ministro de la cultura. Piñerarte.

La tensión se acabó. Lemebel fue explorado por jóvenes y viejos. Las puertas se abrieron antes de terminar. Pedro, ese Pedro tan hombre, tan cronista, regresaba por tercera ocasión a Guadalajara.

PARA SABER
Jueves 29 de noviembre

Presentación de libro / Pedro Lemebel/ Háblame de amores / Recopilación de crónicas / 12:00 a 12:50 horas / Pabellón de Chile

AGENCIA INFORMADOR / NORMA GUTIÉRREZ

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