Sábado, 28 de Diciembre 2024
Cultura | Durante la entrega del premio se recordó a Rogelio Naranjo

Boligán recibe Premio Catrina 2016

Durante la entrega del premio se recordó a Rogelio Naranjo

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (04/DIC/2016).- Como un maestro de la imaginación fue descrito Ángel Boligán, el caricaturista e ilustrador cubano, ganador del décimo quinto Premio de Caricatura “La Catrina”, gracias a su afilado estilo para criticar la precariedad social con toque visual único y magistral.

Raúl Padilla López, presidente de Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), fue el primero en recalcar las bondades gráficas de Boligán, destacando la increíble imaginación, crítica y sátira del creador oriundo de La Habana, de quien dijo que a través de su centenar de imágenes un estilo gráfica y metafóricamente fuerte, su equilibrada visión entre la idea y la representación.

“Los mejores caricaturistas son también los más inteligentes. Quienes lo conocen saben que es un artista prolífico, es un enorme y talentoso trabajador del dibujo y la caricatura que nos conmueve, y provoca que al reír pensemos en los problemas que son el fondo de su dibujo: la soledad del consumidor, el deterioro ambiental, al autoengaño psicosocial y en general todos los monstruos surgidos de los sueños de la razón”, destacó Raúl Padilla.

Sobre la trayectoria de Boligán, Darío Castillejo señaló que la propuesta del cubano lo proyecta como un poeta de la imagen gracias a los sentimientos y emociones y que trasmiten espíritu a quien contempla su trabajo, el cual está integrado por una narrativa inteligente y divertida porque “A través de líneas dinámicas recrea situaciones de la vida siempre apuntando al corazón pero pegando en el cerebro”.

Ángel Boligán dijo sentirse agradecido por el premio pero a la vez tristeza de recibirlo en la ausencia de Rogelio Naranjo, pues sería el fallecido caricaturista político quién entregaría el galardón que el mereció en 2008.

“Cuba me dio la formación, México el espacio, el ritmo. Quiero recordar a mi amigo Rogelio Naranjo, mi padre artístico y de muchos de nosotros, quien desde nuestra llegada a su patria nos brindó su mano, la misma que ya lo había convertido en leyenda. Rogelio no enseñó a aprender más rápido a este México confuso que tanto amaba, nos recordó que la caricatura no es un arte menor, que ser profesional requiere de compromiso”.

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