Amenidad que encanta a chicos y grandes

GUADALAJARA, JALISCO (29/NOV/2012).- Pancho, como lo conocen sus más fieles lectores, llega puntual a la cita: desde 10 minutos antes está parado afuera del salón. Viste mezclilla y una camisa de manga corta con los tonos de la bandera brasileña. De su hombro cuelga un bolso rojo en el que carga con sus recientes adquisiciones en la Feria del Libro. Y parece no estar satisfecho, va por más, ¡va por los suyos!

Francisco Hinojosa, el poeta, narrador y editor, se acerca a una mesa colocada junto a la fila de ingreso y pregunta el costo de sus libros. Lo acompaña su homólogo catalán Jordi Sierra i Fabra y al darse cuenta del desconocimiento del vendedor, ambos intercambian sonrisas cómplices.

Aunque el autor infantil, que encabezó la Gala del Placer de la Lectura, llegó puntual, no fue más anticipado que Olivia, quien llegó desde media hora antes a hacer fila para no perderse la primera charla de las muchas que agendó durante su visita a Guadalajara para disfrutar de la recta final de la FIL; ella viajó desde Xalapa.

Se declara aficionada a la literatura infantil, además esto le da materia prima para los clubes de lectura que organiza con "chicos" universitarios y profesionistas en la ciudad veracruzana.

"Los libros infantiles son para todos", sentencia la visitante mientras busca su lugar entre las sillas centrales de la segunda fila, un privilegio que le da su llegada con tanta anticipación.

En tanto, Francisco Hinojosa se sienta en el extremo derecho de la tarima colocada al frente del auditorio para atender a dos pequeñas lectoras que le piden firmar uno de sus libros y tomarse una foto. Con una sonrisa, el escritor las atiende pacientemente.

Entrevistadas luego de su encuentro con el autor, Tania y María cuentan que su afición por la literatura nació a partir de leer "La Peor Señora del Mundo". Tania tiene 14 años. María, cuando es cuestionada por su edad, levanta cuatro dedos de su mano, lo reflexiona dos segundos y luego reacciona: "Ah, no; así" y acto seguido extiende los cinco dedos.

Así pasan los 15 minutos que los técnicos de sonido dedicaron a ajustar el audio de la sala para que por fin diera comienzo la sesión de las Galas de El Placer de la Lectura.

De leer en el baño y otras manías

Además de los autores mencionados hasta ahora, están presentes Luiz Ruffato, Lina Meruane, Nona Fernández, y Mempo Giardinelli, quienes abrieron el encuentro con aficionados a las letras con la pregunta ¿desde cuándo comenzaron a leer?, propuesta por el argentino Andrés Neuman, quien modera las intervenciones en la que todos compartirían sus "manías lectoras".

Nona, Jordi y Pancho coinciden en que sus primeras lecturas se trataban de los cómics disponibles en su hogar. El caso de Hinojosa es el que más atrae la atención de los asistentes.

Confiesa haber empezado a leer obras "formales" a los 16 años. "Un hermano mío había ganado una medalla y un libro gordo en la escuela. Un día, sin nada qué hacer en casa, comencé a hojearlo, se llamaba 'Crimen y Castigo'. Una, dos, tres... de pronto ya eran seis páginas leídas".

Narra que cuando terminó de leer eso le quedó un vacío terrible. "Cuando leemos la palabra FIN algo se acaba en nosotros", asevera el autor de cuentos infantiles, a lo que el público responde con leves movimientos de cabeza en señal de identificación.

El moderador de la noche, pone otro tema en la discusión: ¿dónde leer? Bromea y dice que el único tema que le interesa del encuentro es: Leer en el baño.

Uno de los ponentes, Jordi Sierra i Fabra casi salta de su lugar en un brinco de simpatía, coinciden en ese placer de la lectura. Lo malo es que "un libro leído en el baño, luego no se puede prestar", aclara el catalán.

Pese a lo divertido del hábito, Lina Meruane y Nona Fernández no muestran tanta simpatía, aunque sí revelan que aprovechan cualquier otra oportunidad para leer. Fernández cuenta de cuando dejó de viajar en camión para pasarse al automóvil particular y se dio cuenta de todo el tiempo de lectura que estaba perdiendo por tener que poner atención al frente.

La última parte de la ocasión transcurre en un diálogo fraterno entre lectores. Una de las intervenciones califica esta oportunidad como "la mesa sin mesa más divertida a la que he asistido en la Feria".

EL INFORMADOR / SERGIO RODRÍGUEZ