Domingo, 05 de Octubre 2025
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Internacional

Conflictos bélicos activos en la era contemporánea

De acuerdo con un estudio, hay al menos 59 enfrentamientos armados y civiles en el mundo

El Informador

La era moderna no solo ha traído desarrollo, sino que, como parte de las transformaciones profundas que vive el mundo en la actualidad, también se encuentran los conflictos armados que enfrentan distintas ciudades y naciones.

A diferencia de las guerras tradicionales vividas antes y, en cierta medida, durante el siglo XX que buscaban principalmente la expansión territorial, los enfrentamientos que se llevan a cabo en la actualidad combinan disputas territoriales, luchas étnicas, tensiones políticas e intereses geoestratégicos globales.

De acuerdo con el Índice Global para la Paz 2025, hay al menos 59 conflictos armados y civiles en el mundo, “la cifra más alta desde el final de la Segunda Guerra Mundial”. Además, hay al menos 78 países directamente involucrados en una guerra fuera de sus fronteras. “El número de conflictos internos internacionalizados ha aumentado un 175% desde 2010”, añade el Índice.

Las muertes por conflictos violentos de Estado alcanzaron en 2022 su nivel más alto en 32 años, llegando a un promedio de 69 mil por año. Aunque el número de fallecimientos está por debajo de los niveles vistos durante la Guerra Fría, la gran cantidad de conflictos activos aumenta el riesgo de que al menos uno de ellos escale rápidamente.

Pero no es todo, pues de acuerdo con el estudio, cada vez menos conflictos violentos terminan con un acuerdo de paz o una victoria evidente. Desde la década de 1970, el porcentaje de conflictos que concluyen con una victoria clara cayó del 49% al 9%, mientras que la proporción de conflictos que terminan en acuerdos de paz disminuyó del 23% a solo el 4 por ciento.

Actualmente, al menos cinco conflictos armados se mantienen activos en distintas regiones, con consecuencias devastadoras para millones de personas, no solo por las pérdidas humanas, sino por la pérdida de patrimonio y los daños colaterales que estos han dejado a lo largo de su desarrollo.

Estas guerras no solo redefinen fronteras y alianzas, sino que también evidencian cómo las sociedades continúan con sus rutinas bajo la presión de la violencia, adaptando sus estructuras políticas, económicas y culturales a nuevas realidades marcadas por la inestabilidad.

Así, estos conflictos son solo una muestra de que, en el mundo moderno, el desarrollo tecnológico, económico y social convive con los enfrentamientos que llevan a cabo distintas naciones por intereses particulares, cada uno sustentado en sus necesidades o perspectivas, mientras que, a su vez, las poblaciones buscan sobrevivir en un entorno marcado por tensiones políticas, luchas de poder y desigualdad global.

La manera en que se desarrollan estas guerras evidencia que la transformación del mundo no es lineal: el avance convive con la incertidumbre, y la paz depende tanto de acuerdos políticos y mediaciones, como de la capacidad de las sociedades para adaptarse a un escenario donde el cambio constante es clave para continuar.

La lucha entre Israel y Palestina involucra la búsqueda de soberanía, seguridad y derechos para ambas naciones. ARCHIVO

Israel y La Franja de Gaza, una disputa histórica

Una de estas guerras es el conflicto entre Israel y Gaza, cuyos orígenes se remontan a décadas de tensiones territoriales y políticas entre israelíes y palestinos, aunque la crisis más reciente comenzó el 7 de octubre de 2023, a partir de un ataque que el grupo terrorista Hamás perpetró contra Israel.

El sustento de la disputa es parte de un conflicto histórico que involucra la búsqueda de soberanía, la seguridad y los derechos nacionales y de las comunidades de ambos pueblos. La región de Gaza ha estado sometida a bloqueos desde hace años, convirtiéndose en el escenario de enfrentamientos que han llegado a afectar a la sociedad civil.

Gaza sustenta su lucha en la búsqueda del reconocimiento internacional y legitimidad política. Israel busca garantizar su seguridad y la de sus ciudadanos, así como neutralizar las amenazas de Hamás, mientras que los palestinos y sus aliados exigen el reconocimiento de un Estado propio. El conflicto ha generado desplazamientos masivos, destrucción de infraestructura y un acceso limitado a servicios básicos.

Varios países han pedido un alto el fuego en medio de este conflicto, siendo los principales Qatar, Egipto y Estados Unidos. Sin embargo, cualquier intento de mediación enfrenta obstáculos importantes: Israel insiste en la eliminación o debilitamiento de Hamás como condición para la estabilidad, mientras que Palestina pide un cese el fuego inmediato y garantías para su autonomía política. 

Hasta ahora, los intentos de mediación internacional han logrado treguas temporales, pero la tensión persiste y la región continúa en medio de un ciclo de violencia que refleja décadas de desconfianza, reivindicaciones históricas y ausencia de acuerdos definitivos.

Rusia y Ucrania. Considerado uno de los enfrentamientos de mayor magnitud en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. ARCHIVO

La guerra entre Rusia y Ucrania: Un evento que redefine Europa

Otro de los conflictos actuales que se vive en el mundo es el que enfrentan Ucrania y Rusia: uno de los enfrentamientos más grandes en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

Sus inicios se remontan a 2014, cuando Rusia anexó Crimea y comenzaron los combates en Donbás, la región fronteriza entre Ucrania y Rusia, que el dirigente de esta última nación, Vladímir Putin, desea incorporar también. 

La invasión a gran escala de febrero de 2022 marcó un antes y un después en la violencia y la destrucción en torno a esta guerra, consolidando un conflicto que no solo involucra ambos países, sino también actores internacionales por su implicación geopolítica y económica, y que incluso derivó en el desabasto de ciertos granos y elementos clave para el desarrollo de tecnología.

La guerra refleja intereses estratégicos de los involucrados: Rusia busca impedir la integración de Ucrania a la OTAN y la Unión Europea, mientras que Ucrania lucha por mantener su independencia y asegurar la protección de su población. Los combates han causado millones de desplazados y pérdidas humanas y económicas considerables, con un impacto que trasciende fronteras y desafía la estabilidad de Europa del Este.

Las condiciones para la paz siguen siendo difíciles de alcanzar. Moscú exige la neutralidad de Ucrania y el reconocimiento de las anexiones que realizó, mientras que Kiev insiste en la retirada completa de las tropas rusas y en garantías internacionales de seguridad. Hasta ahora, los intentos de mediación han resultado en treguas parciales, pero la guerra continúa con intensos enfrentamientos y un horizonte de resolución que no se ve claro, pese a que personajes como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han instado a ambos mandatarios a dialogar, como un ente mediador, según los intereses de estos países en relación con el país norteamericano.

Sudán. El conflicto tiene origen en la transición política fallida tras la caída de Omar al-Bashir. ESPECIAL

Crisis humanitaria por conflicto armado en Sudán

Un tercer conflicto, aunque quizá con menor foco en este lado del mundo, es el que se vive en Sudán. La nación enfrenta una crisis que estalló en abril de 2023, cuando las tensiones entre el Ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés) derivaron en combates abiertos en varias ciudades del país, incluyendo la capital, Jartum. La disputa tiene raíces en la transición política fallida tras la caída de Omar al-Bashir en 2019, cuando se intentó instaurar un gobierno civil respaldado por militares.

De acuerdo con Amnistía Internacional, la lucha por el control del poder militar y político ha generado una emergencia humanitaria de gran magnitud. El conflicto ha provocado una nueva oleada de ataques por motivos étnicos efectuados por las Fuerzas de Apoyo Rápido contra comunidades masalit y de otras etnias en Darfur. 

“También ha desencadenado escalofriantes asesinatos de represalia en todo el país, cometidos tanto por la Fuerzas de Apoyo Rápido como por las Fuerzas Armadas de Sudán”, refiere la organización internacional.

El conflicto refleja un choque por la legitimidad y el liderazgo del país. El Ejército busca consolidar su control sobre el Estado y sus recursos estratégicos, mientras que la RSF intenta mantener su influencia y autonomía dentro del aparato de seguridad. Los combates afectan directamente a la población civil, la infraestructura urbana y los servicios básicos, profundizando la crisis económica y social que ya vivía Sudán antes de la escalada militar.

Los intentos de paz hasta ahora han sido limitados y temporales. La comunidad internacional exige un alto el fuego inmediato y la restitución de un gobierno civil que garantice estabilidad, pero las partes siguen aferradas a posiciones que reflejan el poder que cada una ejerce sobre territorios estratégicos. 

Mientras tanto, la población sudanesa continúa atrapada en medio de los combates, enfrentando escasez de alimentos, agua y atención médica, con cientos de miles de personas obligadas a abandonar sus hogares y buscar refugio dentro y fuera del país.